Hemos visto escenas parecidas en multitud de películas. Un volcán explota y los protagonistas logran ponerse a salvo del letal rio de cenizas ardientes a bordo de un simple automóvil. ¿Realmente hay alguna posibilidad de huir de un volcán en erupción? Todo depende del tipo de volcán y de dónde estés en el momento de la erupción.
Hay diferentes tipos de erupciones volcánicas y cada una de ellas muestra diversos fenómenos como explosiones, fugas de gas o corrientes de lava. Contrariamente a lo que pueda parecer, la lava es el menor de nuestros problemas en caso de erupción volcánica. Aunque su fuerza destructiva es muy grande, la lava se mueve a una velocidad muy lenta que depende de la inclinación, del tipo de terreno, y de la viscosidad de la propia lava.
Lava vs coladas piroclásticas
La lava de los volcanes hawaianos se cuenta entre las más líquidas del mundo, y por ello es muy rápida. Según el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS), la mayor velocidad de un torrente de lava se registró en la cara sureste de la erupción del Mauna Loa en 1950. El torrente de roca ardiente se movía a una impresionante velocidad de... 9,6 Km/h. A menos que esté demasiado cerca de la cima del volcán, una persona en buena forma no tendría problemas para ponerse a salvo corriendo. Algunos torrentes pueden moverse más rápido que eso, pero si encuentran el canal adecuado, y siempre en las inmediaciones de la caldera.
No, el problema principal de las erupciones volcánicas no es la lava, sino las explosiones y los flujos piroclásticos, que no son otra cosa que violentas avalanchas de ceniza, gases y rocas a altas temperaturas que brotan del volcán.
La velocidad de estas nubes varía mucho. Una colada piroclástica débil puede moverse a velocidades de entre 10 y 30 kilómetros por hora, pero la mayoría excede los 100 kilómetros por hora y a veces sobrepasan los 200. Generalmente su temperatura es letal, con cifras que superan los 1.000 grados Celsius en erupciones como la del Monte Pelée. Las coladas piroclásticas del Vesubio enterraron la villa romana de Pompeya, y son las responsables de la elevada mortandad de erupciones como la del Krakatoa o el Monte Santa Helena, donde el flujo bajaba a 350 grados celsius.
Sobrevivir a un supervolcán
¿Y si en vez de una “simple” erupción como la del Krakatoa o el Vesubio lo que tenemos es una erupción de proporciones apocalípticas como la del volcán bajo el Parque Nacional de Yellowstone o la de Toba?
Un nuevo estudio publicado en Nature Communications apunta a que podrías tener salvación siempre y cuando estés a una distancia inicial suficiente, y no haya atascos de tráfico. Los autores del estudio han elaborado un modelo para calcular la velocidad de los flujos piroclásticos de una supererupción. Para ello han estudiado los depósitos minerales formados por la caldera Silver Creek en Arizona, hace 18,8 millones de años.
La erupción de Silver Creek dejó una capa de 10 metros de flujos piroclásticos a una distancia de 170 km de la caldera. La disposición de los sedimentos indican que es las coladas piroclásticas de aquella erupción se movían a una velocidad inicial de 500 km/h. Un ser vivo a menos de 90 kilómetros de la caldera en el momento de la erupción no tiene salvación.
La buena noticia es que la velocidad de las coladas desciende con la distancia. Los investigadores calculan que habría que estar a 150 km de la caldera y que, desde ese punto, hay un máximo de 10 horas para evacuar antes de que las coladas piroclásticas del supervolcán nos alcancen. No es tan tremendo como lo pintan en las películas, o sí. [Nature Communications vía Wired]
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