La evidencia que sustenta la teoría de que el hombre en la foto es Noonan parece salida de CSI, pero vale la pena conocerla. Según Ken Gibson, un experto en reconocimiento facial, las líneas capilares de Noonan eran muy distinguibles, del mismo modo que su nariz. Luego de analizar arduamente fotografías de Noonan y compararlas con esta borrosa y vieja foto sin documentar de un grupo de personas en un muelle, cerca de un barco arrastrando algo que parece tener unos 11,5 m de largo —¡El mismo tamaño que el avión de Earhart, por Dios!—, existe una conclusión. Gibson considera lo siguiente: “Tengo la impresión de que esta es prueba convincente de que se trata de Noonan”.

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Con respecto a Earhart, sin embargo, la evidencia es escasa. La mujer que aparece sentada en el muelle, y que se presume es Earhart, está de espaldas a la cámara. Tiene un corte de cabello que es “demasiado largo para un hombre, pero muy corto como para ser el de una nativa de la zona”; además, viste pantalones. ¡Amelia Earhart amaba los pantalones! Ella, una mujer influyente, creía en la facilidad de uso que proporciona un lob (un corte equivalente a un bob largo). Según Gibson, quien comparó las medidas del cuerpo de Earhart con las de la misteriosa mujer con moderno corte de cabello sentada en el muelle, las similitudes son “sorprendentes”. Sumemos todos estos indicios, agitémoslos rápidamente por tres minutos y tendremos lista la quizás casi confirmada teoría de que Amelia Earhart fue capturada por los japoneses y vivió el resto de su vida en una isla en algún lugar del Pacífico Sur.

Amelia Earhart sobrevivió. Amelia Earhart murió. Amelia Earhart se estrelló en el océano, llegó a la orilla y vivió el resto de sus días sola, lejos de la miseria y la presión de ser una famosa aviadora y prefiriendo la comodidad de los pantalones sobre las faldas y las bombachas. Amelia Earhart vivió hasta llegar a los 110 años y murió apaciblemente a la sombra de un árbol platanero, escuchando el rumor de las olas. Una o ninguna de estas teorías es cierta. Vivió entre nosotros, y se ha ido para siempre (probablemente, poque murió en una isla del Pacífico).