A Sam Raimi hay que quererlo por varias cosas, pero por las Evil Dead se merece un templo. Ochenteras, descarnadas e irónicas como ellas solas, Ash vs Evil Dead se supone que es el regreso de las cintas originales al siglo XXI en formato serie. ¿El resultado? Una locura con sangre falsa a chorro, pero bastante divertida.
El planteamiento de la serie en el fondo, es traer de vuelta todo ese aura ochentena y ese humor áspero (pero efectivo) sin perder la esencia por un lado y teniendo en cuenta que las diferencias que una serie, por el mero hecho de estar planteada como episodios, tiene con respecto a una película.
El resultado es... irregular, siendo amables. Las actuaciones son decentes pero no sublimes y el mejor, con diferencia, es de nuevo Bruce Campbell en la piel de Ash Williams. Se le unen un latino, (Ray Santiago, interpretado por Pablo Simón Bolivar) y Dana DeLorenzo (Kelly Maxwell).
Y el resto es Sam Raimi, sin más. Sangre falsa a chorros, fantasmas, monstruos con el maquillaje falsete de rigor y el pobre Ash de un lado para otro al que después de 33 años ya empiezan a crujirle un poco las articulaciones.
Es poco probable que Ash vs Evil Dead te postre de rodillas esperando cada semana a que salga un nuevo episodio pero, si todo continúa como en este primero, lo más probable es que siempre apetezca un poco del humor burdo de Ash con su guarnición bien aliñada de argumentos absurdos y maquillaje de garrafón. Que no pare.
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