La cuestión es que el joven zorro ni se amilanó ni se dio por vencido y clavó los dientes con más fuerza en el conejo. El águila, impertérrita, simplemente se llevó a ambos volando y nos regalo esta espectacular secuencia grabada por otro fotografo de naturaleza compañero de Ebi, Zachary Hartje:

Ebi, que lleva años documentando la vida salvaje de las águilas, explicaba tras el incidente que este tipo de eventos son de los que solo se presencian una vez en la vida.

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El vuelo con polizón se alargó durante ocho angustiosos segundos hasta que el águila cambió el conejo de garra y se deshizo de su competidor con un brusco movimiento. Por fortuna para el joven zorro, en ese momento el ave había bajado hasta unos 3 metros de altura. Tras recuperarse de la caída, el pequeño depredador se unió al resto de cachorros de la manada sin lesiones visibles. El gran perdedor de esta historia fue, por supuesto, el conejo. [vía Science Alert]