“La madera no es capaz por sí misma de adquirir o perder electrones, así que el reto era lograr que la madera adquiriera o perdiera electrones.” Con esta peculiar frase explica Guido Panzarasa cómo él y su equipo de investigadores del ETH de Zurich han acabado fabricando un nuevo tipo de tarima que genera electricidad cuando las personas caminan sobre ella.
El invento se basa en un fenómeno ampliamente documentado llamado efecto triboeléctrico. El efecto triboeléctrico define un tipo de electrificación por contacto que hace que algunos materiales adquieran carga eléctrica cuando se los separa de otros materiales con los que estaban en contacto. Este efecto es el causante de la carga de electricidad estática que a veces notamos en las prendas de vestir cuando están en contacto con otras prendas. También es el responsable de la fastidiosa manía de pegarse a todas las superficies que tienen las bolitas de espuma de poliestireno de los embalajes.
Cómo ya apuntaba Panzarasa, la madera es triboneutral, así que los investigadores dotaron a diferentes planchas de madera de una capa de silicona y otra de iones de metal a escala nanométrica. La silicona tiende a adquirir electrones, y los iones metálicos tienden a perderlos. Ambas capas están en contacto dentro de una plancha de madera no muy diferente a un trozo de suelo laminado.
Al pisar sobre este suelo, la presión y posterior liberación que los pies ejercen sobre las superficies hacen que estas se carguen de electricidad por el efecto triboeléctrico. Solo un pedazo de suelo del tamaño de una hoja de papel genera la suficiente eletricidad como para alimentar una bombilla LED. Los investigadores creen que el invento es fácilmente escalable y que un suelo tratado de esta forma podría generar suficiente electricidad como para alimentar la iluminación de la casa y algunos electrodomésticos.
“El objetivo final es entender las posibilidades de la madera más allá de las que tiene de manera natural y cómo dotar a este material de nuevas propiedades para edificios sostenibles en el futuro”, añadió el investigador. [Eurekalert vía New Atlas]