Pongámonos en el peor de los casos. Un tsunami se acerca y la salvación de un pueblo entero se encuentra en el interior de un edificio. Todo bien hasta que alguien cae en el cartel de la entrada que indica el número máximo de personas que pueden estar en el interior. ¿Quién y cómo lo ha decidido?
Cuando hablamos en términos generales de la ocupación máxima de un espacio como una habitación o un edificio entero, casi siempre viene determinada por el número de salidas disponibles con las que cuenta. De esta forma, con cada salida se piensa en un número determinado máximo de individuos antes de que se produzca lo que se conoce como un “estrangulamiento”.
No es la única norma. Existen otros componentes clave para determinar la ocupación máxima de un edificio o sala como son el uso previsto del espacio. En ese caso se puede incurrir en una gran variedad de opciones, como por ejemplo si se va a utilizar para un restaurante (midiendo mesas y sillas), para una tienda, para exposiciones o simplemente como estructura a una vía pública.
Si somos estrictos y específicos, entonces nos tenemos que dirigir a las normas que están tipificadas, los códigos de construcción como el International Building Code (IBC). Este se ha adoptado para su uso como estándar de las normas a seguir en, entre otros, la mayoría de jurisdicciones de Estados Unidos. El mismo proporciona una norma internacional para calcular la ocupación máxima de una zona. Según la definición que el IBC da a una salida o un medio de salida, esta sería:
Un camino continuo y sin obstáculos de salida vertical u horizontal desde cualquier parte ocupada del edificio o estructura a una vía pública.
En el caso de Estados unidos y otros muchos países, también debemos hablar de la Asociación Nacional de Prevención de Incendios (NFPA), la cual y debido a algunos terribles acontecimientos que veremos más tarde, también prohíbe “una salida a través de una cocina o trastero en su camino fuera del edificio”.
Para el IBC, y con el fin de determinar el número máximo de personas que son capaces de estar de forma segura en una habitación o edificio, es recomendable que exista un número determinado de centímetros de puerta por ocupante. Las salidas que consisten en una escalera necesitan tener 0,762 centímetros de puerta por persona, y todas las demás salidas necesitan 0,508 centímetros de puerta por persona.
Por tanto, una sala que tenga una ocupación máxima de 1.000 personas y una salida de un pasillo sin escaleras, necesitará 5 metros de puerta. Con puertas de alrededor de 1 metro de ancho, algo más amplio de lo que requiere la Ley Estadounidenses para Discapacidades, esa sala necesitaría aproximadamente seis puertas de este tipo.
Volviendo al segundo componente importante a la hora de valorar el número máximo de personas, el uso previsto del espacio, dependerá mucho del mismo. Por ejemplo, un restaurante con sillas y mesas tendrá una ocupación más pequeña que un bar con una pista de baile abierta.
Además, el IBC recomienda para espacios como un restaurante, que unos 1,39 metros cuadrados de ese piso del edificio sean dedicados a cada ocupante. Por esta misma regla, si por ejemplo tenemos un restaurante de 46 metros cuadrados, la ocupación máxima serían 33 personas.
Esto ocurre en prácticamente todos los países, varía la cantidad aplicada únicamente. Eso sí, al final estos números siempre estarán supeditados a si existen o no suficientes salidas para permitir que todos los ocupantes salgan con seguridad del edificio durante una emergencia.
Como decíamos al comienzo, en Estados Unidos la mayoría de estas regulaciones llegaron a raíz del peor incendio de un hotel en la historia del país. Ocurrió 7 de diciembre de 1946 en Atlanta, Georgia, en el interior del Hotel Winecoff. Se trataba de un edificio de 15 pisos considerado “a prueba de fuegos” debido a que su fachada de ladrillo tenía una escalera que permitía a los huéspedes moverse de los pisos superiores a la primera planta.
¿Qué ocurrió? Que la escalera se convirtió en una chimenea para el humo y el fuego que salía de las primeras plantas. De esta forma, un gran número de clientes atrapados en los pisos superiores intentaron escapar por la ventanas, pero sólo una pequeña porción de ellos logró sobrevivir mientras que el resto falleció dentro o se suicidaron tirándose al vacío.
El incendio resultó en 119 víctimas mortales, que suponían el 41% de los clientes del hotel esa noche. De los restantes, 65 resultaron heridos y el resto se salvó, ya sea porque estaban por debajo del nivel del fuego o porque fueron rescatados por bomberos.
Dicho incendio ocurrió apenas seis meses después del incendio del Hotel La Salle que mató a 61 personas. Tras estos dos incidentes, el gobierno de Estados unidos (por entonces con Truman) ordenó nuevas medidas sobre la prevención de incendios y revisar los códigos de los mismos de los edificios. El resultado fueron las normas que hemos detallado, las cuales se mantienen vigentes hasta hoy. [Hunker, Wikipedia, Quora, Wikipedia]