
Cuando pensamos en un rascacielos nos imaginamos un edificio donde tenemos que girar muchísimo el cuello para divisar su final. Sin embargo, la arquitectura que ostenta el título del rascacielos más pequeño del mundo tan solo cuenta con cuatro plantas. Esta fue su historia.
A principios del siglo XX, el auge petrolero llegó al condado de Wichita, Texas, cuya población se duplicó con la llegada de miles de nuevos residentes que se mudaron al área. La ciudad de Wichita Falls se convirtió en un centro para la economía en crecimiento, y las nuevas industrias comenzaron a crecer al igual que la población de la ciudad.
Bajo este escenario se encontraba la figura de J. D. McMahon, el dueño de la compañía petrolera de Wichita Falls, cuyas oficinas ocupaban un edificio de ladrillo de una planta. Al lado había un espacio vacante, y McMahon decidió satisfacer la creciente demanda de espacio de oficinas de la ciudad convirtiéndola en un nuevo rascacielos. Según los planes, el edificio tendría 146 metros de altura, nada mal para una pequeña ciudad que apenas había cumplido 40 años.
El plan del empresario se hizo muy popular y no tardó en encontrar financiación de inversores que le dieron más de 200.000 dólares de la época. McMahon usó su propia empresa de construcción y comenzó a edificar sin obtener el permiso oficial del propietario del terreno. Los inversores no se dieron cuenta de que había algo mal con su inversión hasta que, al finalizar, vieron que el nuevo “rascacielos” que les habían prometido tenía apenas cuatro pisos de altura.
Y es que, una vez construido, el edificio tenía tan solo 12 metros de alto, 3,5 metros de largo y 2,7 metros de ancho. Para empeorar las cosas, la compañía de ascensores que McMahon contrató se retiró, por lo que los visitantes solo podían llegar al último piso del edificio a través de una escalera externa. Más tarde se agregó una escalera dentro, pero el edificio era tan pequeño y estrecho que la escalera ocupaba aproximadamente el 25 por ciento del interior del edificio.
Los inversores, enfurecidos con lo ocurrido, trataron demandar a McMahon, pero el juez descubrió que no tenían caso: habían firmado los planos originales. Unos planos que, efectivamente, prometían que el edificio tendría 480 “pulgadas” de altura y no, como habían supuesto, 480 pies (los 146 metros). Al parecer, los inversores nunca miraron de cerca los documentos y no comprendieron la escala antes de firmar. Dicho de otra forma, no tenían ningún recurso legal contra McMahon.

De esta forma, la construcción se completó en 1919, y poco después McMahon desapareció de la ciudad, y probablemente del estado, presumiblemente con una buena parte de los 200.000 dólares de los inversores en su bolsillo. Nunca más se supo de él.
En cuanto al edificio, nombrado desde entonces como el “rascacielos más pequeño del mundo”, las siguientes décadas fue ocupado por varias empresas de hostelería, e incluso en múltiples ocasiones estuvo programado para su demolición, pero de alguna manera sobrevivió hasta nuestros días.
De hecho, hace unos años se restauró por completo convirtiéndose en una atracción turística imperdible en la ciudad y parte de su historia, la de cómo la era del boom no estuvo exenta de estafas. [YouTube, Wikipedia]