Matt Murdock ha vuelto. La tercera temporada de Daredevil parece una serie completamente distinta a lo que vimos en la temporada anterior, y eso es una gran noticia. En 13 episodios, la serie nos muestra una versión completamente rota y dañada del diablo de Hell’s Kitchen, mientras su mayor némesis regresa. Daredevil ha vuelto para recordarnos que es la mejor serie de superhéroes, y no tiene nada que envidiar a los Avengers.
Esta es una reseña sin ningún spoiler, puedes leer con confianza.
Tras el estreno de Daredevil en el 2015, Netflix se dedicó a desarrollar más series y personajes de Marvel para su propio universo de historias, uno que quería reunir en The Defenders, su propia versión de los Avengers, y aunque lo hizo, el resultado fue agridulce y a muchos nos dejó decepcionados.
Sí, The Defenders tuvo buenas escenas de acción, pero unir a estos personajes se sintió un poco forzado y con una trama vacía, sin nada de peso, con la excepción de Alexandra, el villano interpretado por la gran Sigourney Weaver, que quizás fue el único personaje realmente interesante en la primera y única temporada de la serie.
Esto pasa porque pareciera que los personajes de Netflix y Marvel funcionan mejor cuando están solos (exceptuando, quizá, a la química que tienen Danny Rand y Luke Cage en algunos momentos). Por eso la segunda temporada de Daredevil fue tan decepcionante, porque intentaba abrir camino a ese crossover, pero de resto, la primera temporada de Jessica Jones, la primera de The Punisher y la primera temporada de Luke Cage (o al menos su primera mitad) funcionaron bien, porque no se preocupaban por conectar historias, sino por contar la suya propia.
Después de una segunda temporada de Jessica Jones y Luke Cage un poco decepcionantes, pero una buena segunda temporada de Iron Fist, no sabía qué esperar del regreso de Daredevil, y sin duda no esperaba esto.
Matt Murdock regresó a lo que mejor sabe hacer: sufrir por sus decisiones, dudar de sí mismo e incluso dudar de su fe y su Dios. Al principio de la tercera temporada vemos a un Matt completamente roto, tanto física como emocional y espiritualmente. La serie retoma los acontecimientos tras el final de The Defenders, y nos muestra a un Matt diferente a como lo conocemos: iracundo, lleno de odio y sed de venganza, e incluso sed homicida.
Durante su recuperación física, Matt se encuentra oculto en el orfanato en el que creció, rodeado del sacerdote y las monjas que lo criaron. Por otro lado, Wilson Fist, el mítico Kingpin, planea su regreso a las calles, y su plan para salir de la cárcel, así sea bajo arresto domiciliario, implica manchar el nombre de Daredevil.
Matt perdió incluso sus habilidades debido a sus heridas, y al principio lo vemos como en aquel inicio de la serie, recibir golpes y sangrar por montones mientras intenta recuperar su identidad, eso que lo hace sentirse tan bien, solo que ahora es diferente: ahora ha dejado salir al diablo que lleva en su interior.
La serie tiene, esta vez, una trama más compleja que nunca, más oscura. Por un lado vemos al “héroe” traicionar sus principios y convertirse en un justiciero macabro y extremadamente violento (más de lo normal), y por otro vemos a un villano más maquiavélico que nunca, pero que incluso nos hace dudar si sus intenciones son ciertas y sinceras. Después de todo, Kingpin se pone en piel de cordero por un solo motivo: por amor, por ayudar a su querida Vanessa y por, quizás, volver a verla en persona.
Pero no todo es lo que parece.
La tercera temporada de Daredevil también nos recuerda por qué Wilson Fisk se encuentra en la cúspide entre los mejores villanos en la historia de las series y películas de superhéroes, junto al Kilgrave de Jessica Jones. Ni siquiera los villanos de las películas están a la altura de estos dos, quizás solo acercándose Thanos y Zemo.
La nueva temporada incluye la mejor escena de acción en todo el universo de Marvel y Netflix. Esta es una nueva versión de la ya tradicional “pelea del pasillo”, esa que comenzó en la primera temporada de Daredevil, pero esta, con una duración de casi 10 minutos, se lleva el premio. Jamás había visto algo así en una sola toma extendida.
Esta temporada de Daredevil me hizo recuperar la fe en la serie, en el héroe, en su complejidad y en cómo se pueden contar historias oscuras sin dejar de lado la ficción de los cómics. Incluso los personajes secundarios de Daredevil han evolucionado por completo, y podemos conectar mucho más con todos ellos: Foggy, Karen, el sacerdote Paul, las monjas, Kingpin, cierto agente del FBI... La serie, sin rodeos, hace que te importe cada uno de ellos, para bien o para mal. Incluso me atrevería a decir que en esta temporada no hay un solo protagonista, sino varios. Todos importan.
No puedo dejar de mencionar al nuevo villano de la serie, ese Daredevil impostor que cualquiera que conozca los cómics no tardará en reconocer (por respeto a los que no, que son mayoría, no pienso nombrar). La trayectoria de este personaje a través de los 13 episodios de la temporada es impresionante, brillante y macabra. Si creíamos que Matt estaba roto, es porque no conocíamos a Poindexter. No quiero mencionar mucho acerca de él porque el personaje y su evolución es la mayor sorpresa de la serie. De nuevo, si hay algo que saben hacer en Netflix, es crear villanos míticos para sus series de Marvel.
La tercera temporada de Daredevil se alza entre las tres mejores temporadas de series de Marvel, entre todas, no solo las de Netflix, quizá junto a la primera de Jessica Jones y la primera de Daredevil. Si al igual que Matt, habías perdido la fe (pero en las series de Netflix y Marvel), es hora que le des una nueva oportunidad.