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Por qué deberías darle una oportunidad a Disenchantment pese a todas las malas críticas que has leído

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El pasado viernes se estrenó en Netflix la primera temporada de Disenchantment (Desencanto en español). Casi inmediatamente, Twitter se llenó de gente despotricando sobre ella y recomendándote que no pierdas el tiempo viéndola. Yo voy a intentar convencerte de lo contrario.

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Razón 1: No te fíes de ninguna opinión (ni siquiera de esta)

¿En serio vas a dejar de hacer algo porque un iluminado en Twitter que opina sobre todo lo opinable te ha dicho que no lo hagas? Fin de mi alegato, señor juez. Las opiniones son como los culos. Todo el mundo tiene uno, así que mueve el tuyo y dale una oportunidad a Disenchantment. Desarrollarás tu propio criterio y, con un poco de suerte, en unos años habrás acumulado tantas opiniones que tendrás la suficiente superioridad moral de mierda como para decirles a otros lo que deben hacer en Twitter.

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Razón 2: Lo mismo decían de Futurama

Futurama es una obra de arte, pero eso lo sabemos ahora. Cuando se estrenó en 1999 su acogida fue más bien fría. Que si los chistes eran demasiado nerd, que si los personajes esto, que si los guiones lo otro... El lunes siguiente al primer capítulo no oí más que comentarios negativos sobre la serie, y en aquél entonces trabajaba en una oficina con cerca de 200 personas. No le gustó a casi nadie.

Razón 3: Disenchantment no es desternillante, pero...

Por alguna razón que se me escapa, hay personas que esperaban reírse a carcajadas con Disenchantment. No recuerdo haberme reído ni una sola vez cuando vi el primer capítulo de Los Simpson (Sí, lo recuerdo muy bien pese a que ocurrió en 1991 porque era rarísimo que una cadena pública emitiera una serie de dibujos animados en pleno prime time nocturno y todos estábamos expectantes por ver de qué diablos iba aquello). Tan solo recuerdo una vaga sensación de confusión y un par de sonrisas. Tampoco recuerdo haberme reído con la enloquecida huída de Fry en el primer capítulo de Futurama.

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Ni Los Simpson ni Futurama (ni Disenchantment) son series graciosas todo el rato. Las dos primeras tienen momentos gloriosos, es cierto, pero la mayor parte de esos momentos tienen que ver con el hecho de que nos hemos encariñado con los personajes y hemos convertido sus chistes en nuestros propios chistes, incorporándolos a nuestra vida cotidiana. Esto es especialmente fácil de hacer con Los Simpson, que además parodia el mundo real.

He perdido la cuenta de las veces en las que un amigo me ha replicado con una frase de Los Simpson o un meme de Futurama. También he perdido la cuenta de las veces que hemos cantado que esta yegua no es mi vieja yegua gris (Mi vieja mula ya no es lo que era en Latinoamérica) o hemos explicado algo de la vida real usando un gag de las series de Matt Groening. Esa complicidad no nace de la noche a la mañana solo por ver un capítulo, o dos o tres. Tarda en construirse y requiere un poco de cariño por parte del espectador.

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Razón 3: Estos tipos

Nada más comenzar la serie, descubrimos que Lucy, el demonio que acompaña a Bean, ha sido enviado por una pareja de hechiceros cuyas intenciones no son nada claras. A medida que avanza la serie vamos descubriendo más detalles sobre estos dos personajes, pero también se acumulan los interrogantes. Estos dos villanos (y el infartante final de la primera temporada) dejan muy clara una cosa: Disenchantment no es una Comedia de situación como lo es Los Simpson. Tiene un argumento definido y perderse un capítulo implica perderse detalles importantes para la trama. Cuenta, en definitiva, una historia.

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Sospecho que muchos espectadores estaban tan ocupados buscando cosas que les hicieran reír que se han perdido esa historia y han pasado por alto el hecho de que Disenchantment tiene más giros de guión que Juego de Tronos. Solo el último capítulo de la primera temporada tiene suficientes cliffhangers como para que quiera ver la segunda, aunque solo sea por curiosidad.

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Razón 4: Es una serie realmente bonita

Se habla poco de lo simples que eran los dibujos de Los Simpson cuando empezaron. Tres décadas dan para mucho, y tanto Matt Groening como su equipo han pulido su arte hasta extremos maravillosos. Ese arte está presente en Disenchantment, pero la acción es tan rápida que a menudo no da tiempo a apreciarlo.

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Los escenarios de la serie, por ejemplo, son espectaculares. Lo mismo ocurre con las texturas o el uso de trayectorias 3D para movimientos de cámara (algo que ya comenzaron a hacer en Futurama). Puede que Disenchantment (todavía) no sea muy graciosa, pero visualmente es una auténtica gozada. Es un crimen perdérsela si te gusta la animación.

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Razón 5: El perro de Fry

Nunca pensé que una serie de animación podría hacerme llorar. Futurama lo consiguió más de una vez. Si no se te humedecieron los ojos con la historia del perro de Fry o la escena final de The Luck of the Fryrish en la que Fry descubre la verdad sobre su hermano es que no tienes corazón. Solo por eso Matt Groening se ha ganado unas cuantas oportunidades. Puede que Disenchantment las desperdicie, pero el crédito se lo merece.

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Puede, en definitiva, que Disenchantment sea la serie en la que Matt Groening finalmente pinche y pase sin pena ni gloria. Lo que está claro es que ese pinchazo ocurrirá seguro si decidimos aplicar otra vez el Teorema de Thomas y no le damos una oportunidad.