
Dice el proverbio popular que hay personas que no se callan ni debajo del agua. Algunos altavoces tampoco, y el JBL Pulse 4 desde luego es fácil de encontrar aunque se nos vaya al fondo de la piscina. En nuestra visita a IFA hemos aprovechado para probarlo un rato y estas son nuestras impresiones.
Vaya por delante que el Pulse 4 es un altavoz pensado para la fiesta. Aparte de su sonido que no está nada mal, lo que lo hace especial es que está contenido en un cilindro de metacrilato transparente que actúa como una enorme pantalla de proyección LED. La superficie no puede mostrar imágenes como la pantalla de un móvil (no que sepamos) pero es capaz de mostrar complejos juegos de luces que varían al ritmo de la música.
Esta función no es del todo aleatoria. Hay una aplicación para móviles llamada JBL Connect que permite alterar los patrones de luz y color para ajustarlos a nuestro gusto, sean llamas naranjas infernales o un suave color azul marino para relajarnos en la oficina. El resultado es algo así como la versión ultra tecnológica de una de esas lámparas de lava tan populares hace años. En casa puede servir como una versión del Ambilight de Philips. En la piscina o el jardín puede actuar como una antorcha.
Antorcha, o más bien antorchas. La aplicación móvil tiene una función llamada JBL Connect que permite conectar hasta cien de estos altavoces a una misma fuente de audio. Imagina unos cuantos de estos con luces naranjas en lo alto de palos en el jardín y emitiendo música a todo trapo y tendrás algo muy parecido a lo que serán las fiestas hawaianas del futuro.
En el stand de Harman en IFA tenían una exhibición consistente en decenas de estos altavoces dispuestos en las paredes de una habitación llena de espejos. Era como entrar al hiperespacio. Para sincronizar el juego de luces, por cierto, no hace falta volver a la aplicación. Basta con agitar el nuevo altavoz que hayamos conectado a la red. Muy intuitivo. También se pueden conectar simultáneamente dos móviles al mismo altavoz vía Bluetooth.
El JBL Pulse 4 además es resistente al agua en grado IPX7, lo que garantiza que podamos llevárnoslo a la playa o a la piscina sin miedo. Al verlo solo en foto me fue difícil intuir cómo de dura es la superficie bajo la que baila ese show de luces LED. Cuando por fin tuve uno en mis manos en el stand descubrí que es muy dura. El altavoz también es pesado. Mejor que no se te caiga en el pié. La batería, por cierto, dura 12 horas y se carga mediante USB-C.
En cuanto al sonido, es difícil apreciar la pureza de las notas con el jolgorio que había montado en el stand de Harman. Dentro lleva un driver de 6.5mm con un radiador pasivo para incrementar la potencia de los graves. Es un sistema sencillo, pero que emite un sonido potente y aparentemente bastante limpio en 360 grados. Da igual dónde te sitúes respecto al altavoz. La música suena igual, lo que es muy de agradecer para fiestas.
La única pega, de existir alguna, es que JBL no se ha molestado demasiado en mejorar las características técnicas respecto al Pulse 3. Todo el énfasis se ha hecho en su aspecto estético, y al menos hay que reconocer que les ha quedado espectacular. El Pulse 4 cuesta 229 euros y sale a la venta en negro y blanco este mismo otoño.