
Hay algunas diferencias muy obvias entre el mando de la Xbox Series X y el de la actual Xbox One. El pad direccional ha cambiado y ahora hay un botón dedicado a compartir contenido. También hay otras diferencias más sutiles, diferencias que pueden marcar la diferencia en las manos de no pocos usuarios.
El diseñador de Xbox Ryan Whittaker ha desgranado esos cambios durante una larga entrevista con Xbox Wire. Whittaker no solo ha enumerado los cambios, sino las razones detrás de ellos. El D-Pad es un buen ejemplo para empezar.

El D-Pad del mando en la Xbox Series X es un híbrido del D-Pad y el disco plano que encontramos como opción en el Xbox One Elite Wireless Controller. Sus ángulos se han afinado al máximo para mejorar el rendimiento, mientras que el hueco en el centro se ha pensado para que el pulgar pueda reposar entre movimientos.
El comfort para las manos de todos los jugadores independientemente de su tamaño ha sido uno de los elementos más tenidos en cuenta durante el proceso de diseño. Es el origen de los gatillos con contorno redondeado, que ahora tienen menos espacio alrededor. La idea era lograr que fueran igualmente cómodos para manos pequeñas o grandes.

Otro detalle interesante es la intercompatibilidad. Los nuevos mandos funcionan exactamente en los mismos escenarios que los actuales. En otras palabras, es posible usar el nuevo manco con la consola actual. Soportarán múltiples dispositivos y conexiones Bluetooth de bajo consumo, por lo que será fácil pasarlos de una plataforma a otra.
Internamente, el nuevo mando tiene una serie de mejoras llamadas Dynamic Latency Input (DLI). Los mandos envían información con más frecuencia para igualar lo que sucede en pantalla. En la práctica, el DLI se traduce en milisegundos de diferencia a la hora de recortar el tiempo de respuesta del mando. [Xbox]