
Cuando Razer presentó su portátil Stealth de 13 pulgadas en 2016, no hice una review al respecto. Me dijeron que no era un ordenador para jugar, sino uno estrictamente pensado para la productividad. El último Razer Blade Stealth, que viene equipado con una Geforce GTX 1650, puede jugar a juegos de PC con solvencia sin ocupar demasiado espacio. Este pequeño dispositivo es lo he estado buscando todos estos años.
Por mucho que me guste jugar en mi ordenador de escritorio y enfrente de un monitor gigante, paso gran parte del tiempo delante de una superficie mucho más pequeña. Debido a una afección médica, paso la mayor parte del día trabajando desde la cama de un hospital en una pequeña mesilla montada sobre ella. No hay espacio para un gran escritorio. Apenas hay espacio para una figurita, una bebida energética o un mando para jugar... ya sabes, lo esencial. Mi configuración actual consiste en un portátil colocado sobre un brazo que se tambalea y que comparte con un monitor que uso con mis consolas. Es un desastre.
El Razer Blade Stealth 13 en cambio, no es un desastre. Es una caja negra de 30 cm de ancho, 23 cm de profundidad y 2 cm de alto (también está disponible en blanco). Pesa algo menos de kilo y medio. Razer incluso ha fotografiado su ordenador al lado de una moneda de diez centavos para que nos hagamos una idea de su grosor.

Esta particular caja negra se abre para mostrar una hermosa pantalla táctil 4K de 13,3 pulgadas, que trae un fondo de pantalla arco iris preinstalado para mostrarnos cómo de vívida y brillante es (lo es y mucho). El teclado es discreto pero responde bien. El panel táctil es un panel táctil, ideal para navegar por Internet y una mierda para jugar, como ocurre con todos los touch pad del mundo.

Hay un puerto Thunderbolt 3, un puerto USB-C 3.1 y un par de puertos USB 3.1 estándar. Aprecio tener un par de puertos USB-C para cargar cosas, y rara vez necesito coger un hub para conectar más de dos dispositivos USB estándar.
El exterior del Razer Blade Stealth es realmente bonito. Lo prefiero en rosa, pero el modelo rosa no tiene las entrañas tan potentes como el nuevo modelo GTX 4K. Junto a la gráfica Geforce GTX 1650, trae un procesador Intel Core i7-1065G7 de 10 núcleos y de décima generación con una velocidad base de 1.3 GHz y una velocidad turbo de 3.9 Ghz. Tiene 16 gigabytes de memoria LPDDR4 3733 MHz y un disco duro PCIe M.2 de 500 GB para almacenar cosas como videojuegos, programas o los episodios que te hayas descargado de The Mandalorian. Y hablando de Star Wars...

Aquí estoy yo jugando a Star Wars Jedi: Fallen Order en un portátil de 1.700 dólares sobre mi cama-escritorio. No le he hecho un hueco fijo porque no quiero encariñarme demasiado. Incluso así, ladeado, se desempeña como un campeón relativamente poderoso.
Digo relativamente porque este modelo de Razer Blade Stealth es modesto en comparación con la potencia gráfica que tienen otros como el Razer Blade o el Blade Pro. Tiene una pantalla 4K, pero no esperes un juego realmente fluido a resolución 4K. Star Wars Jedi: Fallen Order va bien a 1920 x 1080 con los gráficos en “alto”, pero no mantiene una velocidad constante de 60 fps. En un juego más antiguo, como Overwatch, sí clava los 60. También se ha convertido en mi forma preferida para jugar a World of Warcraft. Y estoy seguro de que es capaz de manejar casi todos los juegos que le tire en HD.
El modelo GTX 4K del Razer Blade Stealth no te sobrecogerá por su potencia,y eso está bien. No quería que fuese un portátil dedicado al gaming y con una horda de fans exigiendo que se mantuviese al día con los juegos más exigentes a resoluciones imposibles. Quería una pequeña pieza de hardware sin pretensiones que haga todo lo que necesito hacer en mi día a día: navegar por internet, editar fotos, hacer GIF animados, hacer el imbécil en Twitter, y jugar a videojuegos bien. Esto es lo que hace el Razer Blade Stealth. Para lo que lo quiero, es perfecto.

Bueno, eso sí, después de haberlo pintado de rosa.