La Nebulosa de la Tarántula se encuentra a 161.000 años luz de nosotros,  en la Gran Nube de Magallanes, una de las vecinas de la Vía Láctea. Los científicos del Webb pudieron capturar la nebulosa en todo su esplendor utilizando el conjunto de instrumentos infrarrojos del telescopio, que analizó esta estructura estelar en el espectro del infrarrojo cercano.

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Según la NASA, las brillantes estrellas azules ubicadas a la derecha del centro son responsables del agujero central, ya que la radiación emitida por el cúmulo de estrellas ha vaciado esa zona a través de intensos vientos estelares. Las áreas circundantes son increíblemente densas y han formado pilares que están dando a luz a estrellas jóvenes llamadas “protoestrellas”. El instrumento de infrarrojo medio del Webb, o MIRI, pudo ver a través del polvo interestelar, ya que sus capturas en longitudes de onda más largas pueden penetrar las densas nubes de partículas.

Los científicos están ansiosos por aprender más sobre la Nebulosa de la Tarántula, especialmente porque comparte una composición química similar a la del “mediodía cósmico”, una época en la que el universo tenía solo unos pocos miles de millones de años. Al observar la Nebulosa de la Tarántula, los astrónomos pueden, en cierto modo, escudriñar el pasado de nuestro universo.