Hasta aquí todo es relativamente normal. No es la primera vez que vemos estrellas de neutrones comiéndose a otras, o estrellas de neutrones con discos de acreción, o estrellas de neutrones emitiendo chorros de materia y alta energía.

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Lo que se sale de lo normal es el campo magnético de Swift J0243.6+6124. Según las mediciones, la estrella de neutrones tiene un campo magnético miles de millones de veces más potente que el de nuestro sol. Nunca hasta ahora se habían observado chorros relativistas saliendo de una estrella de neutrones con ese campo magnético y, de hecho, se creía que ese campo era precisamente lo que impedía que la materia escapara de esa forma.

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Hasta ahora se creía que los chorros relativistas se producen cuando la materia del disco de acreción se acerca tanto a la estrella que parte de ella queda atrapada en campos magnéticos que la derivan hacia los polos. Sin embargo, se creía que si el campo magnético era demasiado potente, mantenía la materia del disco de acreción a raya de manera que esta no llega lo bastante cerca como para entrar en los circuitos que la llevan a los polos.

El caso de Swift J0243.6+6124 obliga a reescribir esa teoría, y la clave podría estar en la velocidad a la que el disco de acreción envía materia a la estrella, sobrepasando el campo magnético. Eso explicaría por qué los chorros de materia que emite esta estrella son más débiles que los de otras estrellas de neutrones con campos magnéticos más débiles. El descubrimiento es un nuevo capítulo más de cómo el universo nos obliga a reinterpretar lo que creemos saber sobre él a cada pequeño descubrimiento que hacemos. [Nature vía The Conversation]