En el extremo de la Constelación de Casiopea, a 24.000 años luz de la Tierra hay una estrella tan rara que no debería de existir según nuestra ciencia. Y sin embargo, como decía Galileo, se mueve, y ese movimiento desafía todo lo que sabemos sobre estrellas de neutrones y sobre los chorros de materia que emiten.
Swift J0243.6+6124 es un sistema binario descubierto por el satélite Neil Gehrels Swift Observatory de la NASA en 2017, y lo descubrimos precisamente gracias a un potente chorro de rayos X. Posteriores observaciones desde otros observatorios y radiotelescopios confirmaron que hay dos estrellas en ese extremo de la constelación, y una de ellas está devorando a la otra.
La estrella que está matando poco a poco a su compañera es una estrella de neutrones. Estos objetos son el remanente estelar que queda cuando una estrella supergigante masiva explota en una supernova y colapsa, generando un objeto muy pequeño (apenas una decena de kilómetros de diámetro) pero dotado de una masa brutal.
Al girar alrededor de su compañera más grande (en este caso con un período orbital de solo 27 días), la estrella de neutrones arranca materia de la estrella y la va acumulando en un disco de acreción a su alrededor. potentes chorros de materia en estado de plasma salen despedidos de las regiones polares de la estrella de neutrones a medida que va devorando a su compañera. Estos chorros relativistas no solo emiten materia a velocidades cercanas a las de la luz. También emiten poderosas descargas de rayos X y ondas de radio que a menudo confundimos con señales premeditadas.
Hasta aquí todo es relativamente normal. No es la primera vez que vemos estrellas de neutrones comiéndose a otras, o estrellas de neutrones con discos de acreción, o estrellas de neutrones emitiendo chorros de materia y alta energía.
Lo que se sale de lo normal es el campo magnético de Swift J0243.6+6124. Según las mediciones, la estrella de neutrones tiene un campo magnético miles de millones de veces más potente que el de nuestro sol. Nunca hasta ahora se habían observado chorros relativistas saliendo de una estrella de neutrones con ese campo magnético y, de hecho, se creía que ese campo era precisamente lo que impedía que la materia escapara de esa forma.
Hasta ahora se creía que los chorros relativistas se producen cuando la materia del disco de acreción se acerca tanto a la estrella que parte de ella queda atrapada en campos magnéticos que la derivan hacia los polos. Sin embargo, se creía que si el campo magnético era demasiado potente, mantenía la materia del disco de acreción a raya de manera que esta no llega lo bastante cerca como para entrar en los circuitos que la llevan a los polos.
El caso de Swift J0243.6+6124 obliga a reescribir esa teoría, y la clave podría estar en la velocidad a la que el disco de acreción envía materia a la estrella, sobrepasando el campo magnético. Eso explicaría por qué los chorros de materia que emite esta estrella son más débiles que los de otras estrellas de neutrones con campos magnéticos más débiles. El descubrimiento es un nuevo capítulo más de cómo el universo nos obliga a reinterpretar lo que creemos saber sobre él a cada pequeño descubrimiento que hacemos. [Nature vía The Conversation]