De todos los comportamientos que conocemos sobre cetáceos, la pesca con red es uno de los menos documentados. Un equipo de biólogos marinos de la Universidad de Hawái han usado drones y cámaras sujetas a los animales para documentar esta técnica. El vídeo resultante es fascinante.
En esta época del año, las ballenas jorobadas pasan el verano en las costas de Alaska, alimentándose todo lo que pueden antes de migrar a aguas de Hawái, que es donde se aparean y crían a los ballenatos. Para optimizar la energía que invierten en capturar sus presas, algunos cetáceos han aprendido una técnica que los investigadores llaman pesca con redes de burbujas.
La técnica es doblemente interesante porque no todas las ballenas saben ejecutarla. Es aprendida, y algunos ejemplares la aplican con ciertas diferencias. Además, es un comportamiento cooperativo. En esencia, la pesca con redes de burbujas consiste en que, al localizar un banco de krill o de pequeños alevines, una ballena se sitúa bajo ellos y comienza a trazar espirales sin dejar de exhalar aire. Este aire crea una pared de burbujas que asusta a los pececillos y los obliga a moverse hacia un espacio cada vez más pequeño.
Antes de que la pared de burbujas desaparezca, una segunda ballena emerge rápidamente desde el centro de la espiral para capturar todo el alimento que pueda en la masa concentrada de criaturas.
La técnica es conocida entre las yubartas o ballenas jorobadas, entre las ballenas de Bryde, e incluso entre algunas especies de delfines, pero hasta ahora era muy difícil documentar el comportamiento salvo por fotos aéreas en las que se aprecian las espirales. En ese sentido el trabajo de la Universidad de Hawái es único porque ha permitido contrastar en tiempo real la forma que adoptan las redes de burbujas con la perspectiva en primera persona del animal al crearlas, y la del que entra en la red para alimentarse. [Universidad de Hawái vía Science Alert]