¿A dónde tiras tus lentes de contacto desechables cuando toca cambiarlas? Si la respuesta es el inodoro estás contribuyendo a un problema medioambiental bastante serio. Un equipo de ingenieros medioambientales ha analizado cómo se degradan las lentillas en el medio ambiente y... no se degradan.
Si hay un culpable al que señalar, probablemente sea el marketing con el que nos venden las lentes de contacto. Hemos escuchado tantas veces el cuento de que las lentillas son increíblemente cómodas porque están compuestas sobre todo de agua que hemos dado por supuesto que se disuelven más pronto que tarde al tirarlas en el retrete. No es así.
Un estudio realizado en la Universidad de Arizona y recién publicado en el encuentro anual de la Sociedad Americana de Química revela que no es así. Las lentillas son de plástico, y su tamaño y flexibilidad lo hace especialmente difícil de reciclar.
“Se trata de dispositivos médicos diseñados para ser inertes, no biodegradables”, explica a The New York Times el ingeniero medioambiental Rolf Halden. El problema, señala Halden es que esos dispositivos no se disuelven ni desaparecen. Su pequeño tamaño y flexibilidad hace que sorteen la mayor parte de filtros del sistema de tratamiento de aguas. Al ser sometidos a tensión mecánica solo se rompen en fragmentos más pequeños que terminan engrosando el ya de por sí problema de microplásticos que contamina los ecosistemas marinos. De ahí pasan a nuestra comida.
Los investigadores incluso sometieron lentes de contacto a diferentes caldos de cultivo de microorganismos similares a los de las aguas de alcantarillado. Las lentes sencillamente no se ven afectadas. No importa lo prolongado de la exposición.
Una lente de contacto puede parecer algo insignificante, pero solo en Estados Unidos hay 45 millones de personas que usan lentillas, y se estima que el 20% las desecha en el retrete. si tenemos en cuenta que la mayor parte de lentillas se desechan al de dos semanas o un mes de uso tenemos un problema más grave del que parece.
La solución, por supuesto, es sencilla. En lugar de tirar las lentillas al vater, lo que hay que hacer es tirarlas a la basura o mejor aún a la bolsa de residuos plásticos. Halden a criticado a los fabricantes de lentes de contacto desechables por no especificar la manera correcta de reciclar sus productos en el envase. [vía The New York Times]