Los cambios suelen ser buenos, especialmente cuando hablamos de una saga que ha existido durante 14 años. Far Cry 5 cambia muchos aspectos de la franquicia sin perder su esencia, llevándonos a Estados Unidos en una historia que incluye extremismo religioso, racismo, odio y muchas armas, por supuesto; después de todo sigue siendo un Far Cry.
Durante las primeras horas de la campaña de Far Cry 5 tuve sentimientos encontrados con el juego, una especie de relación de amor–odio. Los cambios, en general, han sido para bien, pero la sensación de exploración al principio no era tan entretenida como esperaba. Eso, hasta que vas conociendo a cada vez más personajes interesantes y se amplia la historia. Llegó un momento en el que no podía dejar de regresar por más, así el juego hiciera muy difícil y casi insostenible uno de los aspectos que más disfruto de la franquicia: el sigilo.
Pero no nos adelantemos a los hechos ni conclusiones. Comencemos por su historia y su villano, uno de los aspectos más importantes de cada Far Cry.El juego nos lleva a un condado ficticio en Montana, Estados Unidos, en el que una secta de religiosos extremistas (que son cristianos y no musulmanes, como quizás podrías haber imaginado que serían) están convencidos de que el mundo se va a acabar y tienen la misión de salvar a la humanidad, ya sea voluntariamente o a la fuerza.
El protagonista es un policía sin nombre ni voz (que puedes personalizar y elegir su género) que va a la sede de esta secta con la intención de arrestar a su líder, pero las cosas salen mal. Sus seguidores impiden que te lo lleves, incluso cuando se entregó “voluntariamente”, y desde ese momento todo se convierte en un caos. Estás solo, prácticamente incomunicado y en medio de un territorio hostil enorme. Antes de escapar, te propones a rescatar a tus compañeros. La tarea, como era de esperarse, no será fácil.
El líder de la secta se llama Joseph Seed, aunque es conocido entre sus fanáticos como “El Padre”. Interpretado de manera majestuosa por el actor Greg Bryk, el Padre es un sociópata que cree estar haciendo la obra de Dios, así sea a la fuerza, “rescatando” a la humanidad del mal que se avecina mediante torturas, drogas y lavado de cerebro. El Padre tiene tres “hermanos” que son sus secuaces principales, sus tenientes encargados del trabajo sucio. Cada una de las tres gigantescas regiones del mapa está a cargo de uno de ellos, y tendrás que derrotarlos uno a uno antes de poder enfrentarte al villano principal.
La historia del juego promete estar cargada de contenido político, social y religioso; una crítica al extremismo que hoy en día vive gran parte de la sociedad. El asqueroso racismo, la obediencia ciega ante un líder malvado, el fanatismo. Durante las primeras horas notas lo rancia que es la sociedad del condado de Hope (en el que se desarrolla el juego), pero lamentablemente la trama nunca desarrolla este aspecto con profundidad. Los diálogos de cada uno de los tenientes son interesantes, y cada vez que aparece el Padre dice alguna frase inquietante, pero al final es como si la trama no ha querido arriesgarse demasiado. Quizás esté mal esperar una moraleja o lección social de un juego, pero esa fue la impresión que me dejó cada tráiler y por ello lo esperaba.
La jugabilidad es la misma que ofrecen los Far Cry anteriores: luchas contra enemigos, liberas rehenes, “limpias” zonas y matas a un sinfín de villanos y animales excesivamente agresivos (los pavos son el mal encarnado en este juego). Pero más allá de eso, la fórmula ha cambiado en muchos sentidos.
Ubisoft, desde la llegada de Assassin’s Creed Origins, parece querer dejar de lado el uso de minimapas en sus juegos, y es increíble como logra cambiar la jugabilidad. En Far Cry 5 ya no hay torres que escalar para “desbloquear” secciones del mapa llenas de docenas de iconos que te indican que hacer. No, ahora simplemente tienes que recorrer el mundo guiándote con tu brújula y conversando con personajes secundarios o leyendo cartas y documentos para descubrir qué tienes que hacer, si hay una granja interesante en el camino, escuchar un rumor de un grupo de rehenes cerca de un lago, o cosas así. Esto marcará puntos de interés en el mapa al mejor estilo de Skyrim o Fallout.
Otro cambio de mecánica es que por fin Ubisoft se olvidó del tedioso proceso de caza y crafting. En otros juegos te veías obligado a cazar un montón de animales específicos para mejorar tu bolsa de munición, tu armadura y más cosas. El proceso era repetitivo y tedioso. Ahora, la única razón para cazar animales es para vender sus pieles, lo que te permite obtener buenas sumas de dinero para comprar más armas y vehículos.
Al inicio de mi reseña mencioné que el juego ha dejado de lado sus mecánicas de sigilo (aunque técnicamente siguen presentes). Esta es mi mayor queja con Far Cry 5; en juegos anteriores me encantaba usar el arco y flecha en todo momento posible, pero ahora no es tan útil debido a que la afluencia de enemigos es sencillamente excesiva. Es literalmente imposible conducir o caminar por una carretera sin que a los 10 o 15 segundos te encuentres con un nuevo grupo de enemigos. Si los atacas llegarán más, y más, y más. Las oleadas se sienten casi infinitas, y en algunas situaciones incluso comienzan a llegar helicópteros o aviones. No me quejo de que esto no se sienta “realista” (es un juego), sino de sentirme agobiado de tanto combate. Afortunadamente esto podría corregirse con un parche, siempre y cuando Ubisoft lo crea necesario.
Si lo deseas, puedes completar toda la campaña del juego con un amigo en cooperativo (aunque solo completa las misiones el anfitrión de la partida), o usar uno de los compañeros especialistas del juego, una de sus mayores novedades. Cada uno tiene sus propias habilidades, incluyendo helicópteros, lanzacohetes, arcos, rifle francotirador y animales que sirven para detectar enemigos (el perro, Boomer) o matarlos sin activar alarmas (el puma).
Como era de esperarse, el juego tiene microtransacciones, incluyendo estéticas y la posibilidad de obtener armas y vehículos más rápido. Están ahí, así que seguro alguno se sentirá ofendido, pero durante todo el juego no sentí la necesidad ni la obligación de pagar por algo. En ningún momento las tomé en cuenta, solo sirven para avanzar más rápido si lo deseas.
El juego también tiene un modo de multijugador llamado “Arcade” que permite crear mapas personalizados para jugar partidas con otros jugadores. Es una idea muy interesante, pero depende de la comunidad. Mientras más personas se animen a crear los suyos, mejor.
Far Cry 5 es un buen juego que solo falla al resultar excesivamente caótico. Su historia es muy interesante y está llena de tensión política y extremismo, y su villano es de los mejores de la saga (aunque no logra superar al mítico Vaas de Far Cry 3). El hecho de que permita que los jugadores avancen a su modo en la campaña, completando misiones y objetivos hasta llegar a una meta, además de la falta de minimapa, hace que el juego se sienta realmente abierto, y es lo mejor que podrían haberle hecho a una franquicia que se negaba a cambiar desde hace años.
Además, hay algo único y especial en saltar de un avión en paracaídas para caer sobre un helicóptero enemigo, meterle un balazo al piloto y después saltar volando con un windsuit hasta donde está tu fiel perro. Es lo más cercano a Tom Cruise que me he sentido en mi vida.