He pasado un par de horas jugando con Labo, los accesorios del nuevo y atrevido proyecto de Nintendo, y estoy impresionado. Solo montar las piezas de cartón para montar los accesorios ya es divertido, pero es que además los juegos que vienen con esos accesorios son muy prometedores.
A solo unos pasos de las oficinas de Kotaku en Manhattan, Nintendo ha montado una exposición para sus nuevos juegos de Labo para Switch. La compañía orienta Labo a los niños y sus padres, y todo el evento que han montado para mostrarlo ya apunta a esa idea, con percheros para grandes y pequeños y un taller donde confeccionar tu propia etiqueta con el nombre.
La sala en la que probé los accesorios estaba repleta de pinturas para colorear y cajas con caramelos. Muchos de los asistentes también trajeron a sus hijos para probar Labo con ellos.
Durante mi tiempo con Labo, logré montar uno de los accesorios más sencillos y dejé un segundo, más complejo, a la mitad. En atención a la ética y a mi propia salud, decidí no comerme los caramelos. Después probé todas las experiencias Labo previamente ensambladas que acompañarán al lanzamiento el próximo 20 de abril. Entre ellas está la que incluye una mochila, gafas de realidad virtual y hasta accesorios para los pies.
Salí de la experiencia muy optimista respecto al futuro de Labo y con el escepticismo que tenía al entrar bastante acallado. A continuación resumo los puntos cruciales:
Con Labo vas a pasar muchas horas doblando cartón
Fui capaz de montar un pequeño coche de radiocontrol en unos 10 minutos, y probablemente podría haberlo hecho más rápido, pero la caña de pescar que viene en el paquete introductorio de 70 dólares es muy compleja como para montarla en la hora que tenía asignada. Pude montar el mástil telescópico y la rueda para el cable pero me quedé en el pequeño océano de cartón que sirve para posar la pantalla de la Switch. Las piezas del cochecito de radiocontrol provienen de una sola plancha de cartón. La caña de pescar, en comparación, tiene seis de esas piezas. El piano y la moto tienen aún más.
La parte de construir cosas con Labo es excelente
De pequeño me encantaba jugar con piezas de Lego siguiendo las intrucciones de montaje. Montar la caña de pescar de Labo ha sido una experiencia muy similar. Vas siguiendo las instrucciones animadas que aparecen en la pantalla de la Swicth y estas te indican que piezas sacar primero. Las piezas están troqueladas para que sea más fácil doblarlas.
Al principio las piezas parecen demasiado grandes y sin sentido, pero poco a poco se van plegando en partes compactas y bastante duras. Normalmente los productos de prueba tienen más calidad que los que luego llegan a las tiendas y no estoy seguro de cómo serán las piezas de Labo que lleguen a las tiendas. Quizá Nintendo haya reservado su mejor cartón para este evento, o yo tenía superpoderes de doblar cartón desconocidos. Sea como fuere, las piezas de Lab parecen diseñadas para que hasta los amateurs como yo las monten sin esfuerzo.
El resultado final, sorprendentemente, no es muy distinto a lo que vimos en el tráiler. Montarlo ha sido muy satisfactorio. La manera en la que algunas piezas se unen es muy inteligente, y no todo es cartón. Hay algunos remates de plástico o goma. Todo ello está en la caja.
Labo tiene un montón de detalles inteligentes
Nintendo tiene esa capacidad de ofrecerte siempre algo extra que te hace sonreír, y Labo no es una excepción. El coche de radiocontrol, por ejemplo, no parece muy especial al principio. Su montaje es muy sencillo, como un taco que rodea al mando Joy-Con y una antena completamente cosmética que instalas en la Switch. La pantalla de la consola muestra botones grandes para dirigir el coche mediante vibración.
Resulta bastante sorprendente que las vibraciones del Joy-Con consigan mover el coche hacia adelante, pero es aún mejor que se pueda manipular la frecuencia de esas vibraciones para alterar el movimiento del coche. El gran detalle que no esperas es que el sensor de la base del Joy-Con puede funcionar como cámara térmica al estilo Predator. El cochecito usa esa tecnología para seguir los objetos cálidos. Se le puede indicar, por ejemplo, que siga automáticamente a un bebé o a una mascota.
La experiencia de pesca es muy ingeniosa
Incluso aunque no pude completar el Labo de la caña de pescar, me impresionó cómo se ensamblan las piezas para llegar a una caña telescópica operativa con un carrete que funciona. En el modelo terminado que me cedieron hay una cuerda a lo largo de la caña que simula el sedal, pero la cuerda no se enrolla en el carrete. Uno de los Joy-Con controla la dirección de la caña, y el otro cómo estamos girando el carrete.
La Switch se dispone verticalmente y el sedal continua como por arte de magia dentro de la pantalla. La cuerda no se mueve en ningún momento, pero tú tienes la sensación de estar enrollándola y desenrollándola de manera muy convincente. Esperas a que el pez pique y el propio juego te lleva a actuar de una manera muy parecida a la experiencia real de pescar.
Los sets de construcción de Labo son juegos sólidos
Las demos a las que jugué con los accesorios Labo no son simples piezas de software hechas para la ocasión. Todas son minijuegos con niveles, retos y una sensación de progresión. Cada juguete tiene una serie de medallas asociadas a los retos que vayamos resolviendo. La caña, por ejemplo, contabiliza los peces que vamos capturando y estos son cada vez más difíciles a medida que profundizamos. La motor tiene tres circuitos disponibles. Es difícil saber hasta que punto Nintendo profundizará en cada uno, pero lo que está claro es que tienen potencial. Labo, en definitiva, es tan satisfactorio de jugar como de montar.
El juego del robot es una gran incógnita
Nintendo pide 70 dólares por el paquete inicial que incluye el cochecito,la moto, el piano y la casa. Teniendo en cuenta lo que rinde cada uno, tiene mucho valor.
El kit de robot de 80 dólares es otro asunto. No llegué a montarlo y apenas pasé unos minutos con él, pero tengo serias dudas. Su construcción parece sólida e ingeniosa. Consiste en unas gafas con un Joy-Con que controlan nuestro punto de vista y una mochila con mandos para los pies y las manos sujetos por correas.
Todo este tinglado sirve para controlar a un robot que destruye edificios a puñetazos, vuela o se transforma en tanque. Fue divertido hacerlo durante un rato, pero los controles se sienten torpes e imprecisos en comparación con los de los demás juegos. Quizá es que estaba muy próximo al televisor o no tuve tiempo de acostumbrarme. Quizá es que la versión del juego no estaba pulida o había otras cosas que se podían hacer. De momento no veo que sea un juego tan impresionante como para merecer ese precio y todas las horas que debe costar montarlo.
Aún no sabemos quién desarrolla Labo exactamente
Nintendo nunca se ha dado particular prisa en decir qué estudio, interno o externo, se está encargando de los juegos que promociona. Sin embargo, con Labo está siendo especialmente vaga en detalles. Le preguntamos a Nintendo quién estaba detrás de los kits, y no lo dijo. Lo volvimos a preguntar y declinaron contestar por el momento.
El robot parece un heredero de un proyecto antiguo del mismísimo Shigeru Miyamoto, pero no hemos podido confirmarlo. Los minijuegos parecen sacados de la saga Wario Ware, pero sigue siendo un misterio cuál, de entre todos los equipos de Nintendo, está trabajando en Labo. Quizá sea obra de un desarrollador externo. Quizá sea mezcla. En el peor de los casos el misterio se revelará en abril, cuando los juegos se publiquen.
Pese a mi escepticismo con el juego del robot, la experiencia de Labo me ha convencido. El paquete de juegos es un ganador, y los artefactos que montamos se sienten muy próximos a lo que vimos en el tráiler. Es posible que Labo no resulte muy atractivo para los jugadores más tradicionales, pero es perfecto para los entusiastas del Lego o los proyectos más experimentales de Nintendo. Es increíble que la compañía haya estado tanto tiempo trabajando en secreto en esto, y aún más increíble que vayamos a jugarlo en un par de semanas.