La foto permite ver cada pequeña mancha y desperfecto en el lienzo, y hasta las pinceladas que el maestro holandés aplicó a la tela. La idea era que los restauradores pudieran trabajar en el cuadro para dejarlo como recién pintado en julio de este año, pero el coronavirus se interpuso en sus planes.

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Para acometer su restauración, el cuadro se introdujo en una cámara de cristal con temperatura y atmósfera controladas para preservarlo en perfectas condiciones. El problema es que las normas de distanciamiento social impiden que más de dos personas trabajen a la vez en esa cámara, lo que ha retrasado teriblemente las tareas de restauración.

El nuevo plazo para mostrar la pintura completamente remozada es comienzos de 2021. El museo no volverá a abrir sus puertas hasta el próximo día 1 de junio, y cuando lo haga lo hará solo a la mitad de su aforo normal (mil visitantes al día en lugar de los 2.000 habituales). [Museo Rijksmuseum vía The Guardian]