Margaritas mutantes por efecto de la radiación. El titular es tan bueno que decenas de medios no han podido resistirse. La foto de estas inquietantes margaritas deformes cerca de la malograda Central Nuclear de Fukushima ya corre como la pólvora en redes sociales. Sin embargo, en realidad no hace falta irse tan lejos para encontrar margaritas mutantes.
La fotografía original llegó a las redes sociales de manos de su autor, un tuitero japonés llamado San Kaido. Este es el tuit en cuestión.
Kaido explica en sus tuits que el disco floral de algunas de las pequeñas margaritas (encontradas en una misma planta) han sufrido una mutación por la que crece hacia los lados, dando lugar a una especie de cinta sinuosa en el lugar donde debería haber una forma circular. El fotógrafo añade que la radiación atmosférica en el lugar de la fotografía es de 0,5 microsieverts (μSv) por hora.
Resulta fácil atribuir el anormal crecimiento de las margaritas a la radiación, pero el caso es que el fenómeno que produce ese tipo de inflorescencia no es único de Fukushima ni mucho menos. Se trata de una condición del crecimiento llamada fasciación por la que el meristema apical del tallo (la zona donde tiene lugar el crecimiento por división celular) se alarga de forma perpendicular en vez de crecer en un solo punto para generar las habituales formas circulares. En otras palabras, que crece hacia ambos lados.
Diente de León con fasciación. Foto: nutmeg66 / Flickr
La fasciación es un rasgo común a cerca de un tercio de las plantas vasculares. Es lo bastante común como para tener hasta grupos en Flickr dedicados a cazar flores con este peculiar crecimiento. En general, el rasgo no es dañino para la planta, y sus causas son muy variadas. Una cantidad elevada de radiación podría producir daño suficiente en las células meristemáticas como para dar lugar a una fasciación, pero también puede deberse a una infección bacteriana, un daño mecánico o químico, o la intervención de un insecto. Algunas plantas simplemente heredan el rasgo y lo muestran tarde o temprano. Sea en Fukushima o un parque público.
Entre las causas de la fasciación hemos citado el daño celular por radiación, pero el dato no concuerda con la medición de San Kaido. 0,5 microsieverts es una medida muy baja como para producir daño celular. La radiación ambiental que emite nuestro propio planeta ya oscila entre 0,1 y 0,2 microsieverts o μSv por hora.
La medición del entorno de la planta, una zona de Fukushima donde los curiosos aún pueden aventurarse, es elevada, pero no tanto. No cabe duda de que el accidente en los reactores de la central japonesa ha supuesto un desastre medioambiental del que aún no conocemos todas sus consecuencias a largo plazo. Sin embargo, en este caso el origen de la mutación es lo bastante dudoso como para, al menos, conocer sus otras posibles causas. Además, eso nos evitará salir corriendo despavoridos a por un contador Geiger cuando veamos una flor fasciada en el jardín de casa.
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