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La vida de este hombre era tan aparentemente normal que fue el protagonista de una novela de Stephen King

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En una habitación oscura, Dennis Lynn se acerca a la grabadora y le confiesa a la doctora Katherine Ramsland mirándola fijamente a los ojos: “Nunca sé cuando va a entrar el monstruo, pero tengo claro que está aquí para quedarse”. Ramsland llevaba cinco años tratando de descifrar a quién tenía delante.

Cada mañana a la misma hora la doctora forense tenía el mismo encuentro. Un señor de habla pausada, mirada fija, pero no necesariamente intimidante. El tipo se sentaba junto a ella para atender amablemente cada una de sus preguntas.

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Ramsland pensaba que estaba ante un caso inaudito. Infancia normal, estudiante promedio, líder de los Boy Scout, sirvió en la Fuerza Aérea durante cuatro años, felizmente casado durante 34 años con su amiga de toda la vida, licenciatura en Administración, feliz padre de dos niños, presidente del Consejo de su Iglesia Luterana y, por supuesto, sin antecedentes penales.

Esta era una parte de la vida de Dennis Rader.

De 1974 a 2005, durante 31 años, un asesino en serie tuvo en jaque a la policía y federales de Estados Unidos y a todos los residentes de Wichita, Kansas. Durante ese tiempo, quien quiera que fuera asesinó a 10 personas como mínimo y se estuvo riendo de las autoridades publicando cartas sobre sus próximas víctimas.

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El caso se hizo cada vez más grande porque la policía estaba completamente perdida. No existía vinculación aparente con los muertos, por lo que estuvo a punto de cerrarse hasta que un día llegó un disco de ordenador a manos de un detective.

BTK

Era el invierno del año 1974. En una fría mañana de enero, un hombre irrumpió en la casa de un vecindario tranquilo de Wichita, Kansas. Había estado vigilándola desde hacía un tiempo y conocía las idas y venidas de la familia. Los tres niños mayores debían estar en la escuela a esa hora, y ellos no eran parte de su plan.

Sigilosamente, el tipo cortó el teléfono. Quería que el mundo supiera lo que había hecho, pero para eso quedaba tiempo. Blandiendo la pistola que llevaba, el hombre atacó por la espalda y asfixió al marido con una bolsa de plástico, y estranguló a la mujer con una soga junto a dos de sus hijos, de once años y nueve años, respectivamente.

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En octubre de 1974, la policía aún no había encontrado al asesino. Para entonces, un perturbado mental confundió a la policía mostrándose como el culpable. Aquello irritó al verdadero criminal, el hombre que ansiaba atención de los medios. Unos días más tarde, llamó a un periodista del Wichita Eagle diciéndole que mirara dentro de un libro titulado Applied Engineering Mechanics en la Biblioteca Pública principal de la ciudad.

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La policía busca En el interior, el periodista encontró una carta reclamando crédito por los asesinatos de Otero y su familia. La carta, mal escrita, comenzaba de la siguiente forma:

Le escribo esta carta con motivo del hombre que tienen bajo custodia hablando para obtener publicidad y reconocimiento por los asesinatos de Otero. Él no sabe nada en absoluto. Lo hice solo sin ayuda.

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La carta continuaba dando detalles que solo podía saber el asesino, así que la policía no dudó en darle credibilidad. Quien quiera que la hubiera escrito terminó con una especie de firma que se convertiría en “marca de la casa”, firmaba como BTK, un acrónimo donde relataba su modus operandi “bind, torture, kill” (atar, torturar, matar).

Dennis Rader

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El 9 de marzo de 1945, 29 años antes del primer asesinato de BTK (como se le llamó a partir de entonces), nacía Dennis Rader en la pequeña ciudad de Pittsburg, Kansas. Era un niño tranquilo, aunque los profesores recuerdan que tenía un lado oscuro e inquietante.

Cuando era un adolescente, Rader se ataba las manos con una cuerda y se burlaba de sí mismo. Los padres lo llegaron a ver con recortes de imágenes de mujeres que el joven encontraba excitantes en revistas. Cuando le preguntaban la razón decía que quería analizarlas para poder tener una relación con ellas algún día. Como él mismo declaró en una entrevista:

Cuando estaba en la escuela primaria tuve algunos problemas. Fantasías sexuales, sobre todo. Probablemente más de lo normal. Todos los hombres probablemente pasan por algún tipo de fantasía sexual, supongo. El mío fue probablemente un poco más raro que otras personas.

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Después de pasar cuatro años en la Fuerza Aérea, Rader se hizo cargo de ADT Security Services para instalar sistemas de seguridad en residencias y comercios. Allí aprendió a desactivar los sistemas de alarma en las casas, una habilidad que luego utilizaría para entrar donde le diera la gana.

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Conoció a su esposa Paula cuando era niños. Se casaron en mayo de 1971, justamente tres años antes de que BTK cometiera su primer asesinato.

El 15 de enero de 1974, el tipo que estaba mirando a la ventana de Otero era precisamente Rader. Ese día se juntaron todas las fantasías para convertirse en realidad. Como explicó en una entrevista a la CNN:

Nunca antes había estrangulado a nadie. Realmente no sabía cuánta presión tenía que ponerle a una persona o cuánto tiempo tomaría. Intenté hacer que la familia estuviera tan cómoda como pude. Les pedí que se pusieran una almohada en la cabeza… pero me di cuenta de que no tenía una máscara ni nada encima. Ellos ya podían identificarme. Y tomé la decisión de seguir adelante y ponerlos boca abajo, o estrangularlos.

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Aquel día, tras el primer asesinato, el primero en llegar a la casa fue el hermano mayor, Charlie. Él fue quien descubrió los cuerpos cuando regresó de la escuela esa tarde. Joseph estaba acostado junto a la litera de su habitación, muerto con ligaduras alrededor de su cuello, y Josephine estaba en el sótano colgando de una tubería de alcantarillado. Había semen en el piso.

A la mañana siguiente, la primera página del periódico local decía: “Extraña ejecución de una familia en Wichita”.

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Tres meses después se encontró el cuerpo de Kathryn Bright, de 21 años, en su casa. La mujer estaba atada con una cuerda, parcialmente vestida, y apuñalada varias veces en el abdomen y estrangulada. Su hermano, Kevin, recibió un disparo, pero sobrevivió.

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Para octubre de 1974 The Wichita Eagle recibe la extraña llamada telefónica que les llevó hasta la Biblioteca Pública y a la carta. Tras la firma, “BTK” anunciaba que atacaría de nuevo.

Tres años después, el 17 de marzo de 1977, Rader entra a la fuerza en la casa de una madre de 26 años, Shirley Vian. El hombre encerró a su hijo Steve de 5 años en el baño junto a varios juguetes y mantas. Steve, mirando a través de la puerta, vio como Rader estrangulaba a su madre con una cuerda.

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Para entonces, Rader ya había desarrollado aspiraciones de convertirse en un famoso asesino en serie. De hecho, escribía a los medios locales dando pistas sobre sus próximas víctimas y suplicándoles que cubrieran sus crímenes. En una de sus cartas decía:

¿A cuántos tengo que matar antes de que aparezca mi nombre en el periódico o alguna atención nacional?

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El 8 de diciembre de 1977 estranguló a Nancy Fox, de 25 años, con un cinturón. Durante los próximos 14 años, mató a tres más.

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Mientras Rader asesinaba, evadiendo a la policía y provocando a los medios y a las autoridades con todo tipo de pistas, llevaba una vida familiar relativamente tranquila en Wichita con su esposa, Paula, y sus dos hijos, Kerri y Brian. Además, dirigía el Cub Scout de su hijo y era presidente del Consejo de su Iglesia Luterana.

Sus hijos jamás pudieran sospechar que el hombre afable que era su padre también era la persona que tenía aterrorizada a toda la ciudad.

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Hace tres años, en un artículo tremendo en The Wichita Eagle bajo el título de “When your father is the BTK serial killer”, su hija Kerri contaba parte de sus vivencias y cómo ha sido su vida desde que se enteró de todo. Recordando el pasado, Kerri decía:

Recuerdo que un día mis padres tuvieron una discusión en la cena, con la típica vieja mesa desvencijada. Alguien la golpeó y las patas se rompieron y toda la cena se derrumbó, esparciendo fideos y salsa por todas partes. Mi padre estaba tan enojado con mi hermano que puso sus manos alrededor de su cuello y comenzó a tratar de estrangularlo. Mi madre y yo entramos y los separamos.

Todavía puedo imaginarlo claramente, y puedo ver la ira intensa en la cara y los ojos de mi padre. Cerca de un maníaco. Me siento terrible cuando pienso en los 30 años de mierda y de cosas malas en Wichita por culpa de un hombre, mi padre. Lo terrible, lo hizo con las víctimas ... Las mujeres tenían miedo, mi propia madre tenía miedo de irse a casa.

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Si las autoridades tardaron tanto en dar con BTK fue porque tras el asesinato de Dolores Davis en enero de 1991, el asesino pareció desaparecer. En el año 2004, The Wichita Eagle publicó un artículo especulando que el asesino estaba muerto o quizás en prisión. En respuesta a ello, Rader elaboró ​​una serie de cartas y acertijos para los medios y la policía, provocándoles pistas sobre su identidad.

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En enero de 2005, la cadena KAKE TV recibió una carta de BTK sobre una caja de cereal que dejó en la parte trasera de un camión estacionado en un negocio. Dentro había documentos que se burlaban de la policía con descripciones de asesinatos planeados junto a un documento con una pregunta para los investigadores: “¿Sería seguro comunicarse con ustedes a través de un floppy disk (un disquete de ordenador)?

Sean honestos”, escribió Rader. Luego instruyó a la policía a colocar un anuncio en el periódico con el mensaje “Rex, todo estará bien”, en caso de que fuera seguro mantener este tipo de comunicación que pedía. Los investigadores publicaron el anuncio y dos semanas después llegó un paquete que contenía un floppy disk a una cadena de televisión en Wichita.

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Con el disco en la mano y las nuevas pruebas de ADN, la policía pudo confirmar que Rader era, de hecho, el asesino en serie BTK.

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Así fue como el 25 de febrero del año 2005, el FBI tocó a la puerta de los Rader y la pequeña Kerri de diez años abrió la puerta. La niña vio como se llevaban a su padre acusado de ser el monstruo que no dejaba dormir a la ciudad desde hacía tres décadas.

El 18 de agosto de 2005, Rader fue sentenciado a un mínimo de 175 años sin posibilidad de libertad condicional. Fue la sentencia más larga permitida, ya que Kansas no tenía pena de muerte. Durante la audiencia para la sentencia, Jeff Davis, el hijo de Dolores Davis, arremetió contra el asesino de su madre en la ABC:

Si tuviera que hundirme a tu nivel diría que este mundo habría sido mucho mejor si tu madre hubiese abortado tu alma demoníaca antes de que te desataras en este mundo, salvando 10 vidas inocentes y evitando dolores de cabeza indecibles para esta comunidad.

Así fue como la vida de este hombre tan aparentemente normal llegó a Stephen King, quién acabó convirtiendo sus atrocidades en la novela A Good Marriage en el año 2010 como parte de su colección Full Dark, No Stars (luego convertida en película en 2014).

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Sobre ello también ha hablado su hija Kerri, quien se muestra contraria a “explotar a las 10 víctimas de mi padre y sus familias”:

Stephen King siempre fue uno de mis escritores favoritos, pero ahora resulta que le va a hacer famoso, lo último que le faltaba a mi padre. Cualquier dinero que King obtenga de esta historia debería ir a niños maltratados, esposas maltratadas o policías.

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La esposa del asesino se divorció inmediatamente después de su arresto en 2005. Actualmente, Rader permanece en la prisión El Dorado en régimen de aislamiento.

Su posible fecha de libertad más temprana aparece para el año 2180. [The Wichita Eagle, People, Oxygen, Kansas City, Wikipedia, Confession of a Serial Killer: The Untold Story of Dennis Rader, the BTK Killer, CNN]