
Sabemos que casi todo lo que sale de nuestro cuerpo es una pista que puede revelar mucho o casi todo sobre nosotros. Por eso, los restos de heces fosilizadas encontrados en el asentamiento cercano de Durrington Walls han revelado secretos sobre los constructores de Stonehenge.
Este asentamiento es el sitio neolítico donde los arqueólogos sospechan que alguna vez vivieron los constructores de Stonehenge, y los investigadores cuentan que han encontrado huevos de parásitos intestinales escondidos dentro de cinco heces fosilizadas.
También denominado coprolitos, las heces conservadas tienen más de 4500 años. Sin embargo, una era humana y cuatro eran de origen canino, además, cuatro de los cinco coprolitos contenían huevos con forma de limón de gusanos capillaríidos.

Ocurre que estos gusanos o tenias infectan al ganado y otros herbívoros, y el hecho de que se hayan encontrado huevos en heces humanas da a los arqueólogos pistas sobre lo que la gente del Neolítico pudo haber comido alguna vez mientras construían Stonehenge. ¿De qué forma? Los investigadores sospechan que estaban consumiendo intestinos, pulmones o hígados de vaca crudos o poco cocidos mientras realizaban la famosa construcción.
De ser así, y si una vaca hubiera sido infectada con una tenia antes de la matanza de invierno, el parásito fácilmente podría terminar en el intestino humano antes de atravesarlo. Tal y como explica la paleopatóloga Evilena Anastasiou, quien realizó la investigación mientras estaba en la Universidad de Cambridge:
Encontrar los huevos de gusanos capilaríidos en coprolitos humanos y caninos indica que las personas habían estado comiendo los órganos internos de los animales infectados y también les habían dado las sobras a sus perros.

El trabajo, además, se respalda a través de otras investigaciones arqueológicas previas en Durrington que sugieren que el ganado se sacrificaba de forma rutinaria en invierno. El estudio de los análisis químicos también indica que parte del ganado muerto en invierno habría sido traído a Durrington desde otras partes del sur de Inglaterra, tal vez incluso del norte de Inglaterra.
Es ciertamente alucinante lo que podemos saber a través de unos huevos diminutos de hace miles de años. En este caso, y como recuerdan los investigadores, “es histórico, ya que es la primera vez que se recuperan parásitos intestinales de la Gran Bretaña neolítica, y encontrarlos en el entorno de Stonehenge es realmente algo nuevo”. [IFLScience]