Durante décadas, el uso del grafeno se ha visto frenado por un problema que los científicos no acaban de resolver: es extremadamente complicado de producir en grandes cantidades. Un equipo de investigadores acaba de dar con una forma inesperada de resolver esto: usar agua con gas.
El grafeno se produce generalmente mediante deposición química de vapor sobre una fina capa de metal, generalmente cobre. El problema llega precisamente cuando hay que separar el milagroso material de su sustrato metálico para integrarlo en sensores y dispositivos. Hasta ahora, esta separación se realizaba mediante engorrosos métodos mecánicos o disolviendo el metal mediante agentes químicos contaminantes.
Investigadores de la Universidad de Illinois han descubierto una manera mucho más limpia y eficiente de separar el grafeno de su sustrato, y es en esencia, usar agua carbonatada (CO2 en una disolución de electrolito) La nueva técnica acaba de describirse en la revista Journal of Materials Chemistry C, y no solo es más rápida, sino que no estropea el sustrato, por lo que este puede ser reutilizado para seguir fabricando grafeno.
La técnica abre la puerta a la fabricación de este material en grandes cantidades y de una manera más respetuosa con el medio ambiente. Su primera aplicación puede estar en la fabricación de biosensores wearables. [vía Phys.org]