Los vehículos eléctricos tienen que parar a repostar de vez en cuando, pero eso era hasta la llegada de estos autobuses que acaban de entrar en servicio en la ciudad surcoreana de Gumi. Los nuevos transportes urbanos se alimentan de las carreteras sobre las que pasan en su ruta.
El sistema que utilizan se llama OLEV (Online Electric Vehicles) y no es en absoluto nuevo, pero sí lo es el hecho de que por fin se hayan implantado. Cada autobús lleva una batería cuyo tamaño es sólo una tercera parte de la de un coche eléctrico medio. No le hace falta más, porque toda su ruta está sembrada de un sistema de cables subterráneo que carga el vehículo de manera inalámbrica según pasa sobre ellos.
La tecnología que utilizan se llama SMFIR (Shape Magnetic Fields in Resonance) y utiliza campos magnéticos que transmiten la electricidad desde el suelo hasta el fondo del autobús, salvando una distancia de 17 centímetros. Hasta ahora, el sistema no se diferencia mucho de lo que conocemos como un trolebús, sólo que con los cables enterrados en vez de colgando de postes. La ventaja de los OLEV es que requieren mucho menos coste para su implantación, ya que sólo es necesario que se instalen cables en algunos tramos, no en toda la ruta por la que pasa el autobús. La tecnología también cumple con los estándares internacionales de salubridad para campos magnéticos (EMF).
Los OLEV han sido desarrollados originariamente por el Instituto de Ciencia y Tecnología Avanzada de Corea del sur. Los próximos lugares sonde se instalarán son en el el Aeropuerto de Kuala Lumpur, Malasia, y en la ciudad de Park City, en el estado de Utah. [PhysOrg]