
Si aún no has oido hablar de las mascarillas o tapabocas de cobre, no tardarás en hacerlo. Ya hay varias compañías vendiendo este nuevo tipo de protección contra la pandemia de covid-19, pero ¿por qué cobre? ¿Realmente aportan algún beneficio sobre las mascarillas tradicionales? Esto es lo que necesitas saber.
El cobre es un viejo conocido de la medicina por sus probadas propiedades antimicrobianas. En 1852, el médico francés Victor Burq observó que los trabajadores de la industria del cobre eran menos propensos a contraer el cólera. La explicación científica tras este curioso fenómeno no llegó hasta 1893, y se llama efecto oligodinámico. Algunos metales pesados como el cobre, la plata, el oro, el plomo o el zinc liberan iones que interfieren con el normal funcionamiento de los microorganismos. El efecto depende mucho del tipo de bacteria o virus. En algunos casos los iones de cobre se unen a los lípidos de la membrana celular, causando oxidación y rompiendo la cubierta que protege el microorganismo. Literalmente los agujerean. El efecto tóxico de este metal también causa daños en el sistema respiratorio de la bacteria Escherichia coli, y sus iones también interactúan con las proteínas de algunos virus, desactivándolos. En otros casos hasta llegan a interferir con el ADN del microorganismo.
Los mecanismos de interacción son muy diferentes y en algunos casos aún están siendo estudiados, pero podemos quedarnos con la idea de que el cobre es una sustancia tóxica para muchos microorganismos, razón por la cual este humilde metal lleva siglos siendo utilizado en hospitales para ayudar a crear un entorno más estéril. Se ha usado, por ejemplo, en pomos de puertas o grifos, lugares de mucho contacto con microorganismos por su uso frecuente. Una compañía estadounidense llamada Cupron hasta fabrica telas imbuidas con hilo de cobre para su uso en almohadas y sábanas de hospital.
¿Funciona el cobre contra el SARS-CoV-2? Uno de los pocos estudios al respecto constató que el nuevo coronavirus quedaba completamente desactivado en solo cuatro horas al caer sobre superficies de cobre. Estudios anteriores han comprobado la eficacia del cobre en desactivar el virus influenza H1N1 causante de la gripe.
¿Significa esto que una mascarilla con hilo de cobre te va a proteger mejor del coronavirus? Sí, y no. Para empezar hablamos de tapabocas quirúrgicos que dejan huecos laterales por los que entra el aire igual que en los tapabocas convencionales. En otras palabras, las mascarillas de cobre están pensadas para proteger a los demás en caso de que seas tú la persona infectada, no para filtrar el aire que respiras y evitar que tú te infectes. Llevarlas no te hace inmune, pero probablemente sí te haga mejor persona.

¿Estamos pues ante una estafa? Depende de cómo te lo vendan. Si lo hacen como la panacea para evitar el contagio del coronavirus sí, desde luego. Sin embargo, usar una mascarilla de cobre tiene algunas ventajas sobre las de tejidos textiles normales. La primera es que el coronavirus muere más rápido al caer sobre una superficie de cobre. El SARS-Cov-2 puede sobrevivir durante días sobre un tejido de algodón. Esa es la razón por la que no hay que tocar la mascarilla y es necesario lavarla o desecharla después de cada uso. Sobre una mascarilla de cobre el tiempo de vida del virus es de solo unas horas, lo que las hace más higiénicas que las convencionales. Sin embargo, eso no hace que puedas descuidar la higiene (lávate las manos) o que puedas guardar la mascarilla en el bolsillo y llevarla como si nada durante semanas. Por suerte, las mascarillas de este material también son lavables.

Por último, hay que prestar atención a cómo está fabricada la mascarilla. La cantidad de cobre y su pureza son determinantes en el efecto antimicrobiano. De hecho, las únicas mascarillas de cobre cuya efectividad ha sido constatada en laboratorio no se venden al público general. Se usan en hospitales porque aguantan mejor el uso continuado y el material del que están hechas las hace más higiénicas por contacto. El problema es que las mascarillas de cobre que se venden en Internet no cuentan con esta certificación. Literalmente no han sido probadas en laboratorio más allá de lo que diga cada fabricante.
Ahora mismo este tipo de mascarillas con cobre se puede comprar en páginas como Kuhn Copper Solutions, Atoms, Futon Shop, Argaman, y hasta Amazon. Eso sí, ninguna de ellas te va a hacer inmune al coronavirus. Las mejores medidas siguen siendo lavarse las manos, no tocarse la cara y mantener las distancias. Las mascarillas, eso sí, también siguen siendo necesarias, sean de cobre o no. [vía Fast Company]