Después de dejar de querer ser un detective privado, siempre quise ser escritor. Pero desde el día que conseguí mi primer trabajo, ya estaba planeando cómo conseguir un trabajo diferente y mejor. Durante años pensé sobre esa carrera profesional de mis sueños, que siempre cambiaba. A menudo era una carrera de guionista, porque soy así de cliché.
Siempre comparaba ese trabajo imaginado con mi trabajo “real”. Esta comparación mental constante me afectó mucho, robándome de la alegría y potencial de cada trabajo que conseguí. Hasta me condujo a rechazar oportunidades que no me llevaban más cerca a esa carrera de mis sueños, aunque no estaba haciendo el trabajo real requerido para alcanzar ese sueño.
La periodista Jess McHugh afirmó que le pasó lo mismo cuando estaba obsesionada con ser una “corresponsal de guerra”, que era el trabajo de sus sueños. Escribe:
Seguía midiendo cada tarea principalmente por un criterio: ¿Esto me está acercando o alejando de mi objetivo de escribir sobre conflicto? Me sentí culpable escribiendo sobre temas que simplemente no me interesaban o que no estaban relacionados con mi meta a largo plazo.
Debido a que no se estaba acercando al trabajo con el que soñaba, ese trabajo se mantuvo un sueño, y por supuesto siempre parecía mejor de lo que estaba haciendo actualmente. Finalmente pudo experimentar lo que sería ser un corresponsal de guerra cuando reportó sobre las consecuencias de los ataques terroristas en Paris.
Después de esa experiencia, no era que McHugh ya no quería reportar sobre los conflictos, simplemente que ya no lo idealizaba. Eso le ayudó a calmar su obsesión con el trabajo que anhelaba.
En mi caso, logré avanzar cuando me di cuenta de que ya tenía lo que realmente quería: la oportunidad para escribir con mi propio estilo y colaborar con personas inteligentes. Había estado “guardado” todo mi talento para un trabajo que no existía mientras desatendía el trabajo por el que me pagaban. (A la vez, me di cuenta de que ser guionista es mucho menos glamuroso de lo que parece).
El artículo de McHugh explora cómo nuestra cultura nos presiona a correr detrás de los trabajos con los que soñamos, y cómo eso nos puede conducir a aferrarnos a lo que nuestras imaginaciones nos dicen sobre esos trabajos. Es bueno ser ambicioso, pero las ambiciones necesitan estar basadas en la realidad. De esa forma, podemos aspirar a los trabajos que realmente queremos, y no los trabajos de fantasía con los que solo hemos soñado.
Why I Finally Stopped Letting My “Dream Job” Dictate My Career Path | Man Repeller