Deja de mirar a la pantalla un momento y fíjate en tus manos. Si te puedes ver alguna vena, probablemente tenga un color azulado o similar. Siempre ha sido así, pensarás, y es verdad. El problema es que una vena es, básicamente, sangre, y la sangre es roja. ¿Cómo demonios ocurre está “ilusión óptica”?
La respuesta no es simple y depende de varias cosas, incluyendo en la ecuación la forma en que perciben los ojos el color, cómo se comporta la luz cuando entra en contacto con tu cuerpo y las propiedades especiales de la sangre. La luz viaja en picos y caídas, y la distancia entre ambos es lo que se denomina longitud de onda. Además, y muy importante, los diferentes colores de luz tienen ondas de diferentes longitudes.
Por ejemplo, la luz roja tiene una longitud de onda larga (de alrededor de 700 nanómetros), la luz violeta tiene una longitud de onda corta (alrededor de 400 nanómetros), y el resto del espectro se distribuye en el medio, como vemos en el siguiente gif animado.
¿Qué ocurre? Que generalmente ves algo parecido a un color particular cuando la luz de ese color llega a tus ojos, ya sea directamente desde una fuente de luz, o reflejada desde una superficie.
En el caso de las venas, para entender de qué color aparecen se debe pensar qué sucede con las diferentes longitudes de onda de la luz cuando golpean tu piel, lo lejos que pueden viajar a través de ella, y qué sucede cuando llegan a nuestras venas.
Veamos. La luz que golpea nuestra piel durante el día es básicamente blanca, es decir, una mezcla de todas las longitudes de onda visibles. Pero para explicar por qué nuestras venas se ven azules, hay que observar solo los extremos rojo y azul del espectro. Como decía, la luz roja tiene una longitud de onda larga, lo que significa que es menos probable que sea desviada por los materiales y que pueda atravesarla más fácilmente.
Esta luz roja puede viajar bastante bien a través de la piel y los tejidos del cuerpo, alcanzando hasta 5-10 mm por debajo de la piel, que es donde se encuentran muchas venas. Cuando llega a las venas, la luz roja es absorbida por la hemoglobina (la proteína que hace que nuestra sangre se vuelva roja).
Esto lo puedes comprobar fácilmente. Si enciendes una luz roja en tu brazo, verás algo de esa luz roja reflejada, y líneas oscuras donde están las venas, ya que la luz roja es absorbida por la hemoglobina. De hecho, este fenómeno se usa para ayudar al personal médico a encontrar venas para tomar sangre, al iluminar el brazo con luz roja y, a veces, infrarroja (que es incluso una longitud de onda más larga).
La luz azul tiene una longitud de onda corta (alrededor de 475 nanómetros) y se dispersa o desvía mucho más fácilmente que la luz roja. Debido a que se disemina fácilmente, no penetra tan profundamente en la piel (solo una fracción de milímetro). Cuando la luz azul golpea la piel, la mayoría se desvía hacia atrás.
De esta forma, si haces brillar una luz azul sobre tu piel, lo que ves es básicamente piel azul, y las venas son difíciles de encontrar. Es más, incluso es posible que hayas visto la luz azul utilizada en espacios como baños públicos. ¿La razón? Desalentar el uso de drogas intravenosas.
Curiosamente, el efecto varía dependiendo de lo profunda y gruesa que sea la vena. Las que son muy estrechas cerca de la superficie, no se verán azules, pero no es lo normal. Además, y tiene mucha lógica, las venas azules parecen más prominentes en las personas de piel muy pálida.
Por tanto, la mayoría de las personas ven las venas azules por culpa de una especie de efecto óptico de la piel. Las propiedades físicas de ésta determinan el reflejo diferente de luz de determinadas longitudes de onda. Por esta razón, las venas solo parecen azules cuando están situadas a pocos milímetros por debajo de la epidermis. [The Conversation]