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Por qué no es buena idea usar enjuague bucal después de hacer ejercicio

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La teoría la sabemos, o al menos la que nos han contado a través de la publicidad: el enjuague bucal neutraliza instantáneamente todas las bacterias desagradables que se esconden en la boca y, así, nuestra higiene dental está asegurada pero, ¿qué ocurre realmente cuando lo hacemos después de hacer ejercicio?

Dicho de otra forma: ¿qué pasa cuando nos enjuagamos la boca con esa carga de productos químicos antibacterianos tras una jornada de ejercicio? La respuesta, publicada en un estudio dirigido por científicos del Reino Unido y España, es bastante sorprendente. En realidad, afecta más que produce bienestar dental.

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Los investigadores descubrieron que el simple acto de usar enjuague bucal después del ejercicio puede reducir uno de los beneficios básicos del ejercicio: reducir la presión arterial. Y es que cuando hacemos deporte, los vasos sanguíneos se abren en respuesta a la producción de óxido nítrico, que aumenta el diámetro de los vasos sanguíneos. Un proceso denominado vasodilatación que aumenta la circulación del flujo sanguíneo a los músculos activos.

Con el tiempo, estudios han demostrado que, frente a lo que se pensaba, la circulación se mantiene alta (lo que significa que la presión arterial se reduce) incluso después del ejercicio, gracias a cómo las bacterias interactúan con un compuesto llamado nitrato, que se forma cuando el óxido nítrico se degrada. Según explica el especialista en fisiología Raul Bescos de la Universidad de Plymouth:

La investigación en la última década ha demostrado que el nitrato puede ser absorbido en las glándulas salivales y excretado con saliva en la boca. Algunas especies de bacterias en la boca pueden usar nitrato y convertirse en nitrito, una molécula muy importante que puede mejorar la producción de óxido nítrico en el cuerpo.

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Al parecer, una vez que el nitrito se produce y se ingiere con saliva, se absorbe en la circulación sanguínea y se reduce de nuevo al óxido nítrico, que mantiene los vasos sanguíneos anchos y disminuye la presión arterial. Sin embargo, el estudio encontró que este mecanismo biológico se puede interrumpir significativamente si se agrega enjuague bucal antibacteriano a la mezcla posterior al ejercicio.

Para averiguarlo, los investigadores llevaron a cabo un experimento con 23 adultos sanos que corrían en una cinta durante 30 minutos. Tras el ejercicio, se les pidió que inmediatamente se enjuagaran la boca con un enjuague bucal antibacteriano o con un placebo con sabor a menta. Luego repetirían la acción a los 30, 60 y 90 minutos.

Por último, a los participantes se les tomó la presión arterial durante el experimento, inmediatamente después del ejercicio y durante su período de descanso.

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¿El resultado? Una hora después de la sesión en la cinta de correr, la reducción promedio de la presión arterial sistólica en el grupo del placebo fue de –5,2 mmHg (milímetros de mercurio).

Imagen para el artículo titulado Por qué no es buena idea usar enjuague bucal después de hacer ejercicio
Imagen: U.S. Air Force
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En el caso del grupo que usó enjuague bucal la reducción fue mucho menor, mostrando un promedio de –2.0 mmHg en el mismo momento, lo que sugiere que el uso del enjuague bucal antibacteriano (clorhexidina al 0.2 por ciento) había reducido la reducción de la presión arterial sistólica en más del 60 por ciento.

No sólo eso, tras finalizar el seguimiento, dos horas después de la sesión en la cinta de correr, el grupo del enjuague bucal no mostró signos de reducción de la presión arterial derivada del ejercicio, mientras que el grupo de placebo aún mostró una reducción significativa en comparación con sus valores previos al ejercicio. Según el estudio:

Esta es la primera evidencia que muestra que la actividad reductora de nitrato de las bacterias orales es un mecanismo clave para inducir la respuesta cardiovascular aguda al ejercicio durante el período de recuperación en individuos sanos.

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Como explican en el trabajo publicado, el estudio es un recordatorio importante de cómo no todas las bacterias son necesariamente malas para nosotros, y que la ingestión de productos químicos antibacterianos que terminan con los microbios que habitan en la boca puede obstaculizar, en ocasiones, importantes procesos biológicos necesarios para la buena salud. [Free Radical Biology and Medicine vía ScienceAlert]