A comienzos de este mes pudimos ver las primeras imágenes reales del prototipo de nave espacial con el que SpaceX pretende llegar hasta Marte. Pronto se hizo evidente un detalle: La cubierta del vehículo está confeccionada en acero inoxidable en vez de fibra de carbono. ¿Por qué?
El propio Elon Musk ha decidido por fin explicar este cambio durante una entrevista concedida a Popular Mechanics. En el diseño original estaba previsto que la nave se construyera en fibra de carbono, un material altamente ligero y resistente. El cambio posterior a acero tiene una primera razón en el precio:
La fibra de carbono cuesta 135 dólares por kilogramo, pero el 35% del material debe desecharse. Cuando cortas la fibra de carbono siempre hay una parte sobrante que no puedes reutilizar, así que el coste del material es de cerca de 200 dólares el kilogramo comparado con el acero inoxidable, que cuesta solo 3 dólares por kilogramo.
La segunda razón en favor del acero es que tiene un elevado punto de fusión muy superior al de la fibra. Musk explica así los límites de ambos materiales:
Normalmente, el aluminio y la fibra de carbono están limitados a una temperatura operativa máxima de 150 grados Celsius para períodos prolongados. No es mucho. Puedes alcanzar picos puntuales de unos 180 grados Celsius, pero por encima de 200 grados estás forzando el límite. El material se debilita.
Algunas fibras de carbono pueden alcanzar los 200 grados, pero no sin problemas estructurales. El acero, sin embargo, puede soportar tranquilamente temperaturas de 820 a 870 grados Celsius.
Independientemente de lo que aguante el acero, es preciso enfriarlo, y Musk ha explicado los primeros detalles de un innovador sistema de refrigeración basado en la transpiración:
En esencia, lo que tenemos son dos capas de acero inoxidable unidas mediante largueros. Puedes bombear agua o combustible entre estas dos capas del sandwich, pero la exterior tiene una serie de microperforaciones muy pequeñas que filtran ese agua o combustible. Hasta donde yo se, es un sistema que nunca se había propuesto antes.
La nave definitiva que llevará este sistema tendrá capacidad para 100 personas y se pondrá en órbita a boro del nuevo cohete Big Falcon Rocket pero aún no se ha construido. Lo que se ha mostrado en plena construcción en Texas es un prototipo diseñado para probar la resistencia en lanzamientos suborbitales. Se suponía que estas pruebas comenzarían en unas 8 semanas, pero un fuerte temporal de viento que ha azotado las instalaciones estos días ha dañado el prototipo y habrá que esperar unas semanas más.
La versión orbital del prototipo se completará hacia junio. Si todo va bien, la Starship definitiva podría despegar a mediados de 2020. [Popular Mechanics vía Space]