
La semana pasada, un astronauta a bordo de la Estación Espacial Internacional capturó un rayo sobre Europa. Pero a diferencia de la mayoría de los relámpagos, este estallido eléctrico no parecía otro más, sino una gran burbuja azul sobre el continente.
El “evento luminoso transitorio”, como se conoce a los relámpagos de la atmósfera superior, fue detectado en un time lapse tomado por el astronauta francés Thomas Pesquet. Este tipo de relámpago se ve diferente de los destellos que ocurren dentro y debajo de las nubes de tormenta y tiende a ser mucho más grande.
Hay sprites, que son destellos verticales, súper brillantes, de luz roja o verde azulada; chorros, que tienden a ser azules y ocurren en la estratosfera; y elfos, que son pulsos electromagnéticos de gran altitud. También hay trolls, que tienen forma de chorro, y otras formas luminosas de relámpagos con nombres mágicos que suceden sobre las nubes.
Los colores de los diversos fenómenos están determinados por la atmósfera; en la Tierra, el nitrógeno hace que los sprites parezcan rojos, pero en Júpiter, una atmósfera rica en hidrógeno haría que se vuelvan azules.
Desde 2018, el experimento ASIM a bordo de la ISS ha observado estas formas de rayos gigantes. Es el sucesor del anterior experimento THOR propuesto por el astronauta danés Andreas Mogensen, quien capturó chorros azules y sprites rojos en video sobre la Bahía de Bengala en 2015.
Estas formas de relámpago son extraordinariamente breves, por lo que los investigadores tuvieron que repasar el metraje de Mogensen fotograma a fotograma para identificar fenómenos específicos. Del mismo modo, la foto de Pesquet del reciente evento luminoso transitorio se extrajo de un time lapse más largo del cielo nocturno.
En una leyenda de la nueva foto publicada online, Pesquet señaló que la ISS está bien posicionada para fotografiar tales fenómenos, ya que sobrevuela el ecuador, donde ocurren más tormentas eléctricas. Este evento en particular apareció en algún lugar al sureste de Italia, como muestra la imagen.
“Lo fascinante de este relámpago es que hace apenas unas décadas los pilotos los habían observado anecdóticamente y los científicos no estaban convencidos de que realmente existieran”, escribió. “¡Avanzamos unos años y podemos confirmar que los elfos y los sprites son muy reales y también podrían estar influyendo en nuestro clima!”.
Más observaciones como esta seguramente vendrán y revelarán mucho más sobre estos brillantes fenómenos naturales, tan deslumbrantes que requerían nombres sobrenaturales.