Ayer os contamos desde Londres todas las novedades del nuevo smartphone HTC One y cómo se compara con su competencia directa. ¿Lo más interesante? Su cámara de "solo" 4 megapíxeles. ¿Cuatro? Sí, según HTC ahora no importa el número de píxeles, importa su tamaño. El término "UltraPíxel" no deja de ser una invención de marketing, pero detrás hay una apuesta tecnológica arriesgada e innovadora que podría cambiar cómo utilizamos la cámara del móvil.
Uno puede pensar que la cámara del HTC One, al ser de 4 megapíxeles, es inferior a la de 8 MP del Lumia 920 o el iPhone 5. La batalla de los megapíxeles nos ha forzado a pensar que más es mejor, que una de 8 megapíxeles supera a otra de 4. No necesariamente.
HTC apuesta no por número de megapíxeles, sino por su tamaño. Por eso utiliza la palabra "ultra". Es decir, menos píxeles en la misma superficie significa que cada píxel es más grande. Las cámaras del HTC One y del Lumia 920, por ejemplo, tienen ambas un sensor retroiluminado de 1/3 de pulgada, pero el sensor del 920 es de 8,7 megapíxeles frente a los 4 MP del One. O lo que es lo mismo: el HTC One tiene píxeles de 2 micras (µm) frente a los 1,4 micras de cada píxel en el Lumia 920.
El tamaño importa
¿Por qué se supone que los píxeles más grandes son mejores? Porque en teoría capturan mejor la luz que los píxeles más pequeños. Los sensores están cubiertos de fotodiodos que convierten la luz en electricidad que a su vez es procesada y almacenada como información.
Cuando haces una foto, el obturador de la cámara se abre en una fracción de segundo para capturar la imagen. A mayor tamaño del píxel, más posibilidad de captar fotones de luz y, por tanto, más información. Es decir, la diferencia en principio es mucho mayor en condiciones de poca luz.
El problema es que las fotos que produce el HTC One son de 2688 × 1520 píxeles, lo cual podría ser demasiado poco si lo que quieres es manipular posteriormente la foto, recortarlar, editarla... La apuesta que hace HTC es que ese tamaño será suficiente para la mayoría de la gente, que al final subimos las fotos a Facebook o Instagram, y poco más.
Sobre el papel, la idea es interesante, pero habrá que esperar a probarla a fondo para ver los resultados exactos que produce esta tecnología. La resolución del sensor de una cámara es solo un factor que afecta a la calidad final de la imagen. El objetivo, el procesador de la imagen, el autofoco... todo esto tiene que funcionar a la perfección.
Eso por eso que si pruebas las cámaras de los principales smartphones, que en teoría parecen todas similares e imbatibles, al final unas son mucho mejores que otras. Veremos si la del HTC es tan buena como dice ser.