El año pasado, el especialista en arte de Sotheby’s Johan Bosch van Rosenthal recibió la llamada de una mujer que quería valorar algunas obras de arte que tenía en casa. Allí, cubierto de polvo y rodeado de gatos, el tasador descubrió un jarrón chino del siglo XVIII que en su día fue el regalo para un emperador.
Van Rosenthal no oculta su sorpresa por el hallazgo. El conservador recuerda el momento en el que encontró el jarrón en un vídeo publicado por la casa de subastas en su canal de YouTube. “Entramos en una habitación en la que había algunos objetos de arte chino seguidos por los cuatro gatos de la propietaria. La mujer me señaló un jarrón cubierto de polvo que reposaba sobre una cómoda. Se trataba de un objeto heredado que al parecer era valioso.”
Y tan valioso. Cuando el tasador remitió las fotos al especialista en arte chino de la galería, este descubrió que el jarrón era una pieza única que se creía perdida: el jarrón reticulado Harry Garner (llamado así por su anterior propietario). Se trata de una pieza que reúne prácticamente todas las técnicas de la alfarería oriental, una obra maestra que fue obsequiada al emperador Qianlong en algún momento del siglo XVIII y cuyo origen está además documentado en los archivos imperiales del Palacio de la Pureza Celestial, en la Ciudad Prohibida de Pekín.
En 1954, la casa de subastas Sotheby’s vendió el jarrón por 56 dólares. La pieza terminó en manos de un familiar de la mujer que ahora lo ha vendido por una cantidad extraordinariamente más abultada. El jarrón ha alcanzado un precio de 9 084 486 dólares en una subasta celebrada la semana pasada. Lo que más ha sorprendido a los técnicos de la casa de subastas es que una pieza tan extremadamente frágil haya sobrevivido 50 años en una casa llena de perros y gatos que han campado a sus anchas. [Insider]