Sin embargo, a mediados de julio los fuertes vientos rompieron las amarras y enviaron a Aldi a la deriva al océano. Allí, el joven solo tuvo algunos días de suministros y sobrevivió pescando, quemando leña de la propia plataforma para cocinarlos, y bebiendo agua de mar a través de su ropa para minimizar su consumo de sal.

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Toda una hazaña, tal y como han explicado desde el consulado de Indonesia en Osaka, quienes detallaron que hasta 10 barcos habían pasado de largo junto al joven antes de que un buque con bandera panameña, el MV Arpeggio, finalmente lo recogiera en aguas de Guam el 31 de agosto, más de un mes y medio después. Según el consulado:

Cada vez que veía un gran barco nos dijo que tenía esperanzas, pero más de 10 lo habían superado, ninguno de ellos se detuvo ni vio a Aldi.

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Entrevistado por los medios locales de noticias, Aldi dijo que creía que “iba a morir ahí”. En un momento dado, dijo que pensó en el suicidio y consideró saltar al océano, pero recordó los consejos de sus padres para orar en momentos de angustia. “Tenía una Biblia a bordo, así que fue lo que hice”, explicó.

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Tras el rescate, el capitán se puso en contacto con la guardia costera de Guam, y como el barco se dirigía a Japón se decidió que el adolescente se entregaría a los funcionarios del consulado al llegar a Tokuyama el 6 de septiembre. Aldi voló a su casa en Manado el pasado 8 de septiembre en perfecto estado de salud, según los informes del país. [The Guardian]