El monstruo del Lago Ness es uno de los mitos más arraigados de Escocia. Durante dĂ©cadas cientĂficos y chiflados han buscado pruebas de la existencia de este supuesto plesiosaurio. En cosa de un mes, la bĂşsqueda tocará a su fin, para bien o para mal.
Un equipo internacional de cientĂficos provenientes de Reino Unido, Dinamarca, Estados Unidos, Australia y Francia se prepara para someter Loch Ness al análisis más exhaustivo y preciso que sus aguas hayan experimentado jamás. Para ello no van a emplear submarinos con cámaras ni se van a quedar dĂ©cadas apostados en su orilla como este buen señor. Es un análisis genĂ©tico.
El genetista y jefe del proyecto Neil Gemmell explica que todos los seres vivos dejan un rastro de ADN a su paso (pelo, escamas, saliva, sangre, orina, heces...) ese ADN es especialmente fácil de recoger en el agua, yeso es precisamente lo que se proponen hacer en Loch Ness. Gemmell y sus colegas van a a secuenciar el ADN ambiental del lago y a compararlo con el de 100.000 especies conocidas para catalogar a todas las criaturas que viven en él. Incluso si la especie es, digamos, un dinosaurio prehistórico, el análisis revelará su existencia por similitud con los genes de otras especies.
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El objetivo de este despliegue cientĂfico no es encontrar al fabuloso monstruo. Los investigadores quieren estudiar como han afectado al lago especies invasoras como el salmĂłn rosa del pacĂfico. TambiĂ©n confĂan en hallar alguna nueva especie aunque no de monstruos prehistĂłricos, sino de bacterias. No en vano Loch Ness es el lago con más volumen de agua del Reino Unido gracias a su extraordinaria profundidad (230 metros).
Gemmel, como buen cientĂfico, se muestra escĂ©ptico ante la posibilidad de encontrar al mĂtico Nessie, pero no descarta llevarse alguna sorpresa en forma de nuevas especies o grandes ejemplares de peces como los que se cree que dieron forma a la leyenda. [Phys.org vĂa Science Alert]