
Parece que fue ayer cuando Samsung mostró al mundo sus primeros teléfonos plegables. Pero lejos quedan ya todas aquellas prisas, cancelaciones y fallos de diseño que hacían que apostar por un teléfono plegable fuese toda una temeridad. Desde entonces, Samsung ha pulido y perfeccionado sus creaciones, y ahora los coreanos defienden que ya están listas para el gran público.
Spoiler: lo están. Después de un mes probando el nuevo Samsung Galaxy Z Flip 3 no me queda otra que darle la razón a Samsung, pero no es oro todo lo que reluce. Sin duda el Z Flip 3 ha mejorado en casi todo a su predecesor, pero aunque haya conseguido reducir notablemente su precio y convertirse en una opción algo más asequible, apostar por el plegable de Samsung todavía implica hacer algunas concesiones.
Más resistente que nunca
Olvídate de aquellos primeros plegables que se rompían con solo mirarlos, el mecanismo de plegado del Flip 3 parece más resistente que nunca. Samsung anunció que había mejorado su recubrimiento protector y su bisagra de aluminio y parece que no mentía. Es cierto que aun tendrán que pasar años para que podamos valorar su durabilidad como se merece, pero tras varias semanas de pruebas el mecanismo no nos ha hecho dudar de él. Eso sí, la bisagra es tan recia que abrir el móvil con una mano se antoja tirando a complicado.
El teléfono se puede plegar, sí, pero al contrario de lo que ocurre con el Galaxy Fold —el otro smartphone plegable de Samsung— este no se convierte en tablet una vez abierto. En su lugar, el Flip 3 tiene el tamaño de un smartphone estándar, lo cual plantea unas cuántas dudas sobre la utilidad de este mecanismo. ¿Ocupa menos plegado? Pues sí y no. Obviamente el teléfono plegado ocupa menos a lo largo, pero tiene más grosor que si metiésemos dos smartphones juntos al bolsillo. Sin duda podrá facilitar que lo podamos llevar dentro de un bolso o en un accesorio similar, pero a la hora de meterlo en unos pantalones no notarás grandes ventajas.
Donde sí hemos visto una notable mejora es en sus pantallas. Para empezar, su pantalla externa ha aumentado sustancialmente de tamaño. La pantalla de 1.1 pulgadas que tenía el Flip 2 era prácticamente inservible, pero la que trae el nuevo Flip sí que resulta cómoda para algunas tareas. Podrás utilizarla para sacarte selfies con las cámaras principales del teléfono, leer notificaciones o acceder a algunos widgets útiles como Samsung Pay. Aun así, he de reconocer que la he encontrado menos útil de lo que pensaba y también estoy seguro de que no le vendría mal alguna que otra pulgada más de tamaño.
A su pantalla interior, en cambio, hay poco que objetarle. Se trata de un panel OLED de 6,7 pulgadas con una tasa de refresco de 120 Hz que hace que navegar por ella sea una maravilla. Es cierto que el pliegue de la pantalla se nota si miras el teléfono desde ciertos ángulos, pero el 99% del tiempo te olvidarás por completo de que está ahí.

Buenas especificaciones, pero no las mejores que hemos visto a Samsung
Por dentro el teléfono cuenta con especificaciones más que notables: un estupendo procesador Snapdragon 888, 8GB de RAM y 128 GB de almacenamiento (ampliables a 256). A pesar de que estas especificaciones se queden algo por detrás de otros modelos de Samsung, como en el Fold 3 o el S21 Ultra, el teléfono podrá con lo que le eches. Lo que resulta llamativo es la tendencia del móvil a sobrecalentarse cuando está realizando alguna tarea ligeramente exigente. Sin duda es algo que Samsung debería tener vigilado, no vaya a encontrarse con un disgusto como con sus antiguos Galaxy Note 7.
Lamentablemente, la batería de 3300 mAh del Flip 3 se antoja demasiado corta. Ni siquiera con la tasa de refresco adaptativa activada difícilmente aguanta un día entero de uso normal. Por si esto fuera poco tan solo cuenta con carga rápida de 15W y, además, no incluye cargador. Ouch.
Por lo general el uso del Flip 3 no difiere del que le darías a un smartphone corriente y moliente. Su pantalla no tiene las mismas posibilidades de multitarea que sí ofrece el Galaxy Fold y tampoco su modo Flex, que permite que algunas aplicaciones desplieguen ciertas funcionalidades en una mitad de la pantalla y otras tantas en la otra, da mucho juego. Así que, en la práctica, tendrás el móvil completamente abierto o cerrado, nada intermedio.

Seguramente el apartado fotográfico sea el más decepcionante en el Galaxy Flip 3, ya que cuenta con la misma disposición de cámaras que su predecesor: una cámara principal de 12 Mpx, una gran angular de 12 Mpx y una cámara selfie de 12 Mpx. Esto no significa que sean malas cámaras. Todas ofrecen buena definición, contraste y unos colores ricos y saturados. Pero sin duda se echa en falta una lente telefoto u otras características como el maravilloso enfoque láser que hemos visto en las cámaras de otros teléfonos de Samsung.
Por lo demás, el Galaxy Flip 3 tiene las grandes ventajas que muestran el resto de teléfonos Samsung. Cuenta con un estupendo y completo sistema operativo, tiene unas cuántas actualizaciones de seguridad aseguradas y además funciona a la perfección con el resto de dispositivos del ecosistema Galaxy, como relojes y auriculares.
En resumen
Sinceramente creo que no podemos analizar el Flip 3 con el mismo prisma con el que miramos el resto de teléfonos. El que se deja 3000 euros en un bolso de Louis Vuitton no lo hace porque vaya a ser más resistente o vaya a tener materiales mucho mejores que uno de la competencia que cueste 10 veces menos. Lo hace porque es un producto de diseño, y creo que con esa intención ha sido pensada el Flip 3.
¿Me dejaría yo mil euros de mi propio bolsillo para hacerme con el Flip? No, pero dudo mucho que sea el público objetivo al que apunta Samsung. Si buscas un móvil con las mejores prestaciones o un plegable que ofrezca posibilidades más útiles tendrás que elegir entre otras alternativas.
Sin embargo, independientemente de esto, resulta emocionante ver cómo estos teléfonos han pasado en apenas un par de años de ser un cacharro frágil y repleto de bugs a un contendiente real capaz de aumentar las posibilidades que ofrece un teléfono. Los plegables ya son una realidad.