
Los incendios forestales de Australia se pueden resumir, hasta ahora, en una serie de datos terroríficos. Las llamas han quemado unos 107.000 kilómetros cuadrados. El humo ha viajado más de 11.000 kilómetros. Los incendios comenzaron tras el año más caluroso jamás registrado en la historia de Australia.
Pero quizás no haya nada más impactante que la cantidad de animales afectados por las llamas. Según las estimaciones del ecologista Chris Dickman, de la Universidad de Nueva Gales del Sur, y el Fondo Mundial para la Vida Silvestre (WWF) en Australia, han muerto unos asombrosos 1.250 millones de animales en los incendios. Las pérdidas significan que los bosques de Australia nunca serán los mismos, y muestran que el cambio climático es una forma de violencia en el mundo natural.
La idea de 1.000 millones de animales muertos puede ser difícil de comprender y asimilar en su totalidad, y en este número se incluyen canguros, koalas, wombats, wallabies, serpientes y otras criaturas que ahora están muertas o muriendo. Y aquí estamos, ese es el mundo en el que vivimos. La estimación se realizó utilizando una metodología desarrollada por Dickman y otros en un estudio de 2007 para la WWF Australia, que descubrió que por cada 647.000 hectáreas (o 6.470 kilómetros cuadrados) de tierra afectada en Australia, 104 millones de animales perecerían.
Cuando este modelo se aplica a los incendios, presenta un nivel de carnicería y muerte casi desconocido en el mundo natural durante un período de tiempo tan corto. Mientras que numerosos animales han muerto en las llamas, otros que han sobrevivido podrían tener heridas que con el tiempo los matarán. O podrían morir por falta de alimentos y agua en los bosques ahora quemados. Y un comunicado de la Universidad de Nueva Gales del Sur señala que la metodología arroja una estimación conservadora o no tan radical, y no incluye insectos, ranas o murciélagos.
Más allá del enorme número, ha habido historias de heroísmo y tragedia a medida que los australianos han corrido para proteger a la naturaleza de los estragos de una catástrofe inducida por el cambio climático. La gente ha estado recogiendo animales salvajes que sufren de deshidratación y quemaduras en los bordes de las carreteras y cuidándolos de la mejor manera posible. Se han enviado perros en busca de animales que siguen vivos en medio de los bosques quemados. Personas de todo el mundo también han aportado más de 5,5 millones de dólares para ayudar al Hospital Port Macquarie Koala a cuidar a los marsupiales heridos.
Y sin embargo, a pesar de todas estas historias que ayudan a sentirnos un poco mejor, también tenemos historias trágicas como el koala cuyo rescate se volvió viral que finalmente tuvo que ser sacrificado, o la Isla Canguro donde las aves en peligro de extinción, tales como la cacatúa negra brillante, podrían enfrentar un futuro incierto después de que se haya incendiado un tercio de la isla.
Daniella Teixeira, investigadora de la Universidad de Queensland que estudia las cacatúas de la Isla Canguro, dijo a The Guardian que las “áreas clave de alimentación y reproducción” han sido destruidas. Una estimación a fines de diciembre señaló que Nueva Gales del Sur ha perdido casi el 30% de su población de koalas.
Lo que viene después para Australia, una vez que los incendios finalmente se hayan extinguido, es muy incierto. Los incendios se producen en un ecosistema descrito por los ecologistas como mediterráneo, debido a su naturaleza semiárida. California, Sudáfrica, Portugal y España son otras regiones de bosques mediterráneos, y los incendios los han devastado más en los últimos años a medida que el cambio climático calienta las cosas y las seca aún más.
El informe de extinción del año pasado señala que predecir el efecto de los incendios, la fragmentación del hábitat, el agotamiento del agua y otras enfermedades causadas por el hombre en este tipo de bosques es “difícil de predecir”, y que el aumento de incendios está modificando “la composición de la vegetación (de bosques coníferos a paisajes dominados por árboles de hoja ancha, matorrales y pastizales) y disminuyendo su mayor resistencia a los incendios”. Eso significa que los bosques tendrán más dificultades para recuperarse, al igual que los animales que dependen de ellos para su sustento y protección. No es de extrañar que el informe llegara a la conclusión de que hasta un millón de especies están en riesgo de extinción.
En efecto, el elevado número de muertos por los incendios forestales es un gran golpe, no solo para la vida silvestre de Australia, sino también para la biodiversidad del mundo. Debido al aislamiento del país, hay una gran cantidad de especies que no se encuentran en ningún otro lugar del mundo. Mientras que la megafauna como los canguros y la fauna mediana como los koalas han atraído la mayor atención, otras especies corren el riesgo de perderse para siempre. Y el mundo será más pobre por ello.