
Dinamarca es el mayor exportador de pieles de visón del mundo. Este año, la industria peletera del país se ha visto forzada a sacrificar a 10 millones de estos animales (casi dos tercios de la producción nacional) debido a la pandemia de covid-19, cuyo virus afecta también a los visones. El problema ahora son los animales enfermos que hayan escapado.
Los visones para la producción de pieles se crían en granjas, pero cada año varios miles de estos inteligentes mustélidos se las apañan para escapar de sus prisiones. La industria peletera simplemente asume la pérdida de esos animales fugados como una eventualidad más, pero este año es una causa de preocupación. Sten Mortensen, director de la Oficina de Investigación Veterinaria y Administración de Alimentos de Dinamarca explica así el problema en declaraciones concedidas a The Guardian:
Cada año escapan varios miles de visones de las granjas. Lo sabemos porque el visón es una especie invasiva y cada año los cazadores y tramperos que mantienen su población bajo control cazan esa cantidad de animales en los bosques. Este año se calcula que el 5% de los animales fugados está infectado con el SARS-CoV-2.
A poco que hagamos cálculos muy someros, eso arroja al menos un centenar de animales enfermos que ahora vagan en libertad. Los visones nunca entran en contacto directo con el ser humano, por lo que no hay riesgo de que propaguen aún más la covid-19 entre la población, pero la presencia de animales enfermos supone un riesgo adicional con el que nadie contaba. Aunque solitari0s, los visones pueden contagiar la enfermedad a otros animales como hurones o mapaches si estos consumen carne de un visón infectado muerto, o por contacto con sus heces. Los gatos domésticos también tienen un cierto riesgo de contagio si deambulan libremente por el campo. Generalmente los visones no mueren al contraer covid-19.
La mayor parte sufre de problemas respiratorios temporales pero sobrevive a la enfermedad. El problema de que los visones contraigan covid-19 es que al pasar por su organismo el virus podría sufrir una mutación que dificulte el desarrollo de vacunas. Eso ya ha pasado. El pasado mes de noviembre, las autoridades danesas detectaron una mutación del virus bautizada como variante C5. Por fortuna se trata de una mutación menor que no compromete las vacunas actuales y cuya extensión se ha logrado controlar. Con todo, el riesgo está ahí y lo último que necesitamos ahora mismo son riesgos adicionales.
La presencia del virus en poblaciones libres de mustélidos contribuye a que el patógeno siga mutando y sobreviviendo al aire libre, lo que lo hará mucho más difícil de erradicar. Es algo que ya ocurre con la gripe aviar, cuyo virus sobrevive en diferentes especies y provoca rebrotes esporádicos de la enfermedad. [The Guardian vía Science Alert]