
Cuando las Vive y las Oculus Rift llegaron al mercado en primavera de 2016, lograron algo increíble: hicieron que la realidad virtual fuera interesante. Hasta ahora lo más cercano que teníamos a la realidad virtual eran esas extrañas películas de ciencia–ficción, además de productos a medio hacer como el Virtual Boy. Incluso ahora, dos años después de la llegada de la Vive original, las gafas de realidad virtual todavía no son un producto popular. Aunque eso puede ser un poco deprimente, no debería sorprendernos porque el lanzamiento de esas primeras gafas de VR era el comienzo de un ciclo de tres pasos mucho más grande.
Un ciclo que está moviéndose a su segunda era el día de hoy, con el debut de las nuevas Vive Pro. Este nuevo modelo cuenta con una pantalla de alta definición, un nuevo diseño y más comodidades; en general, es mejor que el anterior en casi todos los sentidos. Desafortunadamente, la segunda generación del Vive es aún más cara que el original. Pero vamos a dejar eso de lado por un momento y hablemos de lo que ofrece.
Lo primero que podrás notar es la nueva carcasa de plástico color azul de la Vive Pro que incluye dos cámaras estereoscópicas en su parte frontal. Pero no dejes que esas cámaras te emocionen aún, dado que los desarrolladores todavía no las han aprovechado para nada. La mejor novedad se encuentra en su parte trasera: nuevos controles para ajustar la posición de las gafas en tu cabeza. Es un pequeño cambio en comparación al anterior, pero uno muy importante porque en el modelo original tenías que quitarte las gafas para ajustar su tamaño.
En cuanto a su interior, la Vive Pro llega equipada con nueva espuma alrededor de la máscara que no solo es más cómoda y mejor equilibrada, sino que también permite que el rostro respire mejor. Incluso después de pasar varias horas sumergido en la realidad virtual, no he tenido problemas con la humedad y vapor arruinando mi experiencia, algo que sí me sucedía con la primera Vive y con las Oculus Rift. La óptica del Pro también ha sido mejorada para que puedas ajustar la distancia entre pupilas (es decir, el espacio entre tus ojos) como podías hacerlo en el modelo anterior, pero también podrás personalizar qué tan lejos están las lentes de tu rostro, una gran novedad si no quieres tener imágenes pegadas a tus retinas.
A los lados cuenta con auriculares incorporados, lo que trae muchas mejoras. La primera es que agiliza el proceso de configuración de las gafas gracias a que ahora solo hay un cable que sale desde la caja de conexiones de las Vive Pro (esa caja que se conecta con tu ordenador).
La segunda mejora es una de facilidad de uso. Una de las mayores ventajas de las Rift ha sido que no necesitas buscar auriculares a ciegas después de ponerte las gafas, gracias a que venían incluidos en el headset. Ahora el Vive Pro también goza de esta ventaja. Una vez te pongas las gafas solo tienes que bajar los auriculares, y estas listo.
La última mejora que traen los auriculares integrados, y quizás la más importante, es que suponen una plataforma estándar para transmitir sonido al usuario. En la Vive original tenías que encontrar tus propios auriculares con conector 3.5 mm. El problema es que la mayoría de auriculares no están diseñados para reproducir sonido 3D. Esto significa que si ves algo en VR que se supone que debe pasar por detrás de ti, no sonará como debería, lo que perjudica al efecto de mundo virtual. Ahora los desarrolladores pueden crear sus apps y software basándose en una plataforma de hardware estándar.
Lo único malo de esto es que los auriculares del Vive Pro son almohadillas que se colocan sobre las orejas y no auriculares cerrados que las cubren por completo. Eso significa que, a menos que la habitación en la que usas la realidad virtual esté en completo silencio, el ruido ambiental se va a filtrar. Y debido a que los auriculares del Vive Pro solo cuelgan sobre tus oídos y no están presionados contra tu cabeza, no puedes hacer nada al respecto. Sin embargo, las Vive Pro afortunadamente cuentan con un puerto USB–C escondido, así que si lo deseas puedes usar tus propios auriculares.
Dejando de lado el hardware, es hora de que hablemos del nuevo apartado visual de las Vive Pro. Al principio, estaba un poco decepcionado. A pesar del aumento de resolución de las Vive Pro de un 78% (2880x1600 píxeles, o 1440x1600 en cada ojo), el salto en nitidez no es tan grande como por ejemplo la diferencia entre un televisor de definición estándar y uno HD. Los píxeles son más pequeños, sí, pero todavía son visibles y también puedes ver algunas líneas irregulares en polígonos diagonales. Las cosas no siempre se ven perfectamente, como cuando te sientas muy cerca de un televisor. Pero aún así, el impacto general es grande, porque gracias a su mejor fidelidad visual y el mejor audio hace que sea más sencillo ignorar las imperfecciones y enfocarse en ese mundo virtual que se desarrolla frente a ti.
Actualmente, no hay juegos exclusivos que solo se puedan jugar en las Pro y no en las Vive originales (aunque van a llegar), pero incluso los juegos minimalistas como Superhot se ven mejor en las nuevas gafas, al igual que los vídeos de 360 grados de la app de Vive Video. Sin embargo, la experiencia que me demostró lo mucho que han avanzado con estas gafas fue cuando usé la app Bigscreen para ver el escritorio de mi ordenador en realidad virtual. El texto se veía mucho mejor, tanto así que parte de esta reseña la escribí desde este escritorio virtual. Incluso al compararlas con las Samsung Odyssey HMD, que tiene la misma resolución, las Vive Pro son superiores gracias a tener un seguimiento de movimiento mucho más preciso y compatibilidad con SteamVR y Viveport VR.
La verdadera ventaja de la Vive Pro es que hace que trabajar en VR sea algo interesante y hasta emocionante en vez de solo una idea simplona. Una vez pude ver textos de más calidad en las páginas web fue cuando empecé a fijarme en otros detalles de calidad en las aplicaciones VR. La habilidad para recrear pequeños detalles es lo que va a definir esta segunda fase del desarrollo de la realidad virtual. El boceto general está ahí. Solo hay que pulirlo.
Volvemos a la cuestión del precio. Por un lado, la Vive Pro es tan buena que me gustaría que nadie probara el visor de primera generación que todavía existe. En frío, sencillamente no merece la pena volver atrás. Desgraciadamente, y comparándolo con los 500 dólares que cuesta el kit de inicio de Vive (que trae dos mandos y las dos estaciones base), los 800 de las Vive Pro es una venta difícil. Eso sin entrar ya a debatir el precio del paquete completo con todos los periféricos, que excede los 1.100 dólares.
Hay un último detalle que me molesta. En el CES 2018 probé unas Vive con el nuevo adaptador inalámbrico y pude disfrutar de la libertad de no estar atado físicamente a un cable. Una vez pruebas eso no hay marcha atrás. Si HTC no incluye este adaptador en el paquete de 800 o en el de 1.000 me sentiré estafado. Para mi el visor necesita un plus futurista para justificar de verdad su precio. Independientemente de si estás dispuesto a comprarlo o no, la segunda fase de este gran experimento de VR llega para quedarse. Por desgracia, muchos usuarios no saltarán hasta la fase tres, cuando los fabricantes descubran una manera de integrar toda esta fabulosa tecnología y hacerla asequible.
LÉEME
- Con nuevos auriculares rediseñados para mayor comodidad y un nuevo dial de ajuste, el Vive Pro es mucho más cómodo de llevar pese a ser un poco más pesado que el Vive original.
- La nueva pantalla 2880 x 1600 tiene un 78% más de píxeles, pero eso significa que hace falta un PC un poco más potente. Se requiere una gráfica NVIDIA GTX 1070 u una AMD Vega 56.
- El paquete de 800 dólares solo trae el visor y la caja de conexiones. Si no los tienes, vas a necesitar gastarte otros 300 dólares en las estaciones base y los dos mandos.
- Los nuevos auriculares no aíslan completamente del sonido como los auriculares tradicionales, pero el nuevo soporte a sonido posicional 3D es crucial para la experiencia.
- Seguimos esperando a que Vive de señales de vida sobre el adaptador inalámbrico.
ESPECIFICACIONES
Pantalla dual AMOLED de 3,5 pulgadas y 2880 x 1600 píxeles (1440 x 1600 en cada ojo). Tasa de refresco de 90 Hz. 110 grados de campo de visión. Auriculares integrados con sonido 3D. Cámaras duales de rastreo SteamVR. Sensor de gravedad. Giroscopio, 503 gramos de peso.