Oymyakon (u Oimiakón) puede resultar difícil de pronunciar, pero eso no es nada comparado con lo difícil que puede resultar la vida en el lugar habitado más frío del planeta. Ayer registraron -62C, y contrario a lo que pueda parecer, la gente siguió con su vida normal. Incluso hubo quien se pegó un chapuzón.
Para aquellos que no lo sepan, Oymyakon, que literalmente se traduce como “parcela de agua no congelada; lugar donde los peces pasan el invierno”, es una aldea en la región rusa de Yakutia, al este de Siberia. El termómetro digital en el pueblo fue instalado el año pasado para atraer a los turistas, y en el día de ayer llegaron a la escalofriante cifra de -62C. Como resultado de ello, el termómetro, literalmente, se rompió.
Sin embargo, y aunque provoque escalofríos sólo de pensarlo, no es ningún récord. La temperatura más fría jamás registrada en un área permanentemente habitada fue de -71ºC en Oymyakon (1933), registro que dio el geólogo Sergei Obruchev
¿Es la temperatura más baja registrada en una población? Hay discrepancias. La razón es que la temperatura no fue medida directamente, sino por extrapolación (calculo estimado). En cualquier caso, su temperatura media en invierno es de -50ºC.
Oymyakon es una población de poco más de 450 habitantes con una gran peculiaridad: el suelo del enclave se encuentra permanentemente congelado formando permafrost. Con estos mimbres no es extrañar que sea una de las candidatas a ser el polo del frío del norte.
Sea como fuere, tras el registro de esos 62 grados bajo cero, muchos de los habitantes han subido fotos a las redes mostrando cómo fue una jornada como la de ayer.
Como se puede apreciar, con mucha normalidad para estos ciudadanos “acostumbrados” a los extremos, aunque hubo de todo, desde un grupo de turistas chinos que se dieron un baño al aire libre, hasta una bailarina que se dedicó a actuar en la calle. Alucinante. [Independent, Siberian Times]