
El entrañable artista Bob Ross murió en 1995 víctima de un linfoma. Antes de morir, dejó muy claro que no quería que se usase su imagen con fines comerciales. Ahora su imagen se ha convertido en una figura digital NFT por obra y gracia del fabricante de figuras Funko.
La figura en sí es un resumen perfecto de todo lo que Bob Ross no quería que pasara. Antes de morir, Ross modificó su testamento para impedir que que los empresarios se beneficiaran de él tras su muerte. Para ello dispuso que su familia (su hijo Steve y su hermanastro Jimmie Cox) fueran los únicos dueños legítimos de su nombre, imagen y apariencia (un término que en inglés se conoce como NIL).
Las cosas se pusieron turbias cuando Jimmie Cox renunció a su parte de los derechos en favor de los socios comerciales de Ross: Annette y Walter Kowalski, que terminaron por hacerse con el control de todo el legado del pintor. Son los mismos socios, por cierto, que enviaron un fax amenazando a Bob Ross apenas unos pocos días antes de que se emitiera el último episodio de The Joy of Painting (la serie de TV que hizo mundialmente famoso a Ross). En su lecho de muerte, Ross combatió con todo lo que pudo a los especuladores sin escrúpulos que que querían ordeñar a los artistas como si fueran vacas.
Llegamos al presente. Bob Ross ahora es una figura digital Funko Pop NFT que puede comprarse directamente desde la web de la compañía. Hay dos opciones disponibles, una estándar con 5 cartas Funko por 10 dólares y otra premium con 15 de esas cartas por 30. Todas accesibles desde Droppp y TokenHead, que son los que albergan los NFT para su compra vía Blockchain.
Huelga decir que hay bastante gente muy cabreada con todo esto, y no sin razón. Este tipo de cosas son precisamente lo que Bob Ross no quería que pasara. Hay todo un documental en Netflix titulado Bob Ross: Happy Accidents, Betrayal & Greed que cuenta toda la historia de cómo el pintor luchó hasta la muerte (literalmente) contra estas prácticas y al final perdió.
Pero por supuesto, a los dueños de la imagen de Ross, la voluntad de Ross les importa una mierda. Si puede hacer dinero, exprimirán esa imagen para toda la eternidad. Ya lo han hecho en Deadpool 2, en Family Guy, y hasta hay un campeón jugable con la efigie del artista en el MOBA Smite. Ahora, como guinda al pastel, Ross es un NFT. El mundo se va a la mierda.
Los NFT son un clavo más (uno de los más absurdos) en el ataúd de los recursos del planeta. Pese a ello cada vez son más populares. Recientemente los ha adoptado hasta Ubisoft (que obliga a los jugadores de Ghost Recon: Breakpoint a jugar 600 horas para conseguir uno). Hasta la cuenta oficial de Stan Lee ha desenterrado al venerado creador de Marvel para usarlo en la venta de NFTs. ¡Excelsior!
Post original publicado en Kotaku. Traducción al español: Carlos Zahumenszky.