La experiencia en la vida es un grado, y en las catástrofes probablemente lo es aún más. Saber lo que ocurrió hace mucho tiempo en eventos tan devastadores como la erupción del volcán Kilaeua en 1959, ofrece pistas y posibles soluciones a lo que acontecerá a partir de ahora en zonas como Hawái o Guatemala.
Ocurrió en 1959, la tierra de Hawái tembló como nunca y durante un mes la lava de Kilaeua brotó y corrió por la montaña en ríos al rojo vivo. Unos meses después, dos botánicos se subieron a la zona devastada y marcaron pequeñas parcelas de terreno. Durante los siguientes cuatro años, y de nuevo en 1966 y 1968, volvieron a identificar y contar las plantas que crecieron desde la erupción.
Los botánicos querían saber qué tipo de plantas colonizarían la lava primero y qué tipo de lava encontrarían más fácil. Sin embargo, su pregunta principal era otra: tras una erupción volcánica, ¿cuánto tiempo tarda un bosque en desarrollarse otra vez?
Muchos años después nos encontramos con el mismo escenario, de hecho, la lava todavía fluye por la montaña de Hawái con pocas señales de detenerse a corto plazo. Hasta ahora, una gran extensión de la isla ha quedado enterrada en material volcánico, y muchas personas han perdido sus hogares. Kilaeua callará algún día, y entonces el proceso de recuperación comenzará para los habitantes (y las plantas). Según explica Bruce Clarkson en AtlasObscura, ecólogo de plantas de la Universidad de Waikato en Nueva Zelanda:
Será un proceso largo y lento, y no hay una respuesta sobre cuánto tiempo llevará. Lo más importante que hemos aprendido en los últimos tiempos -en los últimos 50 años o más- es que todo depende de factores. La naturaleza de la lava o la ceniza, el clima y la cantidad de agua disponible determinan el futuro de un lugar que la actividad volcánica ha hecho estéril.
En Hawái, los flujos de lava son características lineales: comienzan en la cima de una montaña alta y gotean directamente hacia el mar. El clima en la parte superior del flujo puede ser completamente distinto del clima a mitad de camino o en el borde de la isla.
Cuentan los investigadores que si una erupción volcánica arroja ceniza rica en minerales en el área que la rodea, las plantas pueden volver a crecer con relativa rapidez. Ocurrió en 1980, cuando la erupción del Monte Santa Helena en Washington dejó atrás un páramo de ceniza… donde hoy hay campos de altramuces. Sin embargo, en los flujos de lava, donde la vida de las plantas tiene que comenzar de nuevo desde cero, el proceso es mucho más lento.
Cualquier rincón o grieta puede acumular suciedad, agua y semillas. En algún momento, de ahí saldrán helechos y otras plantas que podrán comenzar a crecer, aunque para ello deben esperar a que la roca del suelo de lava comience a erosionarse.
Por ejemplo, en Hawái la calidad del suelo depende de cuánto tiempo hace que se formaron y lo silenciosos que han estado sus volcanes. Según la investigadora Darlene Zabowski:
En la isla más antigua de Hawái tienes un suelo realmente profundo y rojo. Puedes ir de una isla a la siguiente y ver grandes cambios en los ecosistemas a medida que envejecen. Es posible, aunque complicado, invertir la edad de un flujo de lava de la vegetación que crece en la parte superior.
Volviendo a los botánicos que observaron las plantas en Kilaeua en la década de 1960, ambos tenían alguna idea de lo que podrían encontrar, ya que en trabajos anteriores habían establecido que generalmente las algas son los primeros colonizadores de lava y los líquenes son los segundos. Fue exactamente lo que ocurrió en el área del lago de lava, donde la devastación había sido completa.
Sin embargo, las plantas con flores nativas llegarían más tarde, en un proceso muy lento, de hecho, 9 años después todavía no se percibían grandes cambios. No obstante, había progreso en un patrón distinto: a medida que la lava se enfriaba, las plantas avanzaban en círculos concéntricos hacia el centro del cráter, el último lugar para enfriarse.
De su estudio sobre cómo funcionan los ecosistema en áreas devastadas hoy sabemos más sobre cómo las plantas podrían haber colonizado la tierra millones de años en el pasado, y como volverán a hacerlo después de las imágenes que están haciendo historia en la actualidad.
“Se cecesitaran cientos, incluso cientos de miles de años, para que los bosques ocupen por completo los lugares donde la lava arrasó una montaña. Pero tengan por seguro que siempre volverán”, finaliza Clarkson. [AtlasObscura]