
Si inflas demasiado un globo con un personaje de dibujos animados terminará estirado y pareciendo algo completamente distinto. Y al igual que sucede en algo tan simple como un globo, este mismo problema también afecta a la próxima generación de pantallas plegables o flexibles que algún día podrían usarse en dispositivos portátiles. Investigadores en Corea del Sur creen que han encontrado una solución a este problema con una nueva “tecnología de metapantalla”.
La mayoría de los materiales que se estiran, ya sea goma, tela o cualquier cosa que muestre algún nivel de elasticidad, tienden a contraerse en una dirección cuando se alargan en la otra. Normalmente, eso no es un problema: un par de pantalones de tela elástica siguen siendo cómodos incluso cuando es un poco difícil ponérselos, por ejemplo. Pero hay situaciones en que estirar es problemático.
Todavía estamos en la infancia de las tecnologías de pantallas plegables, pero ya han demostrado su emocionante potencial a través de dispositivos como el Samsung Galaxy Z Fold 3 y el Z Flip 3, que incluyen pantallas plegables de gran tamaño en teléfonos inteligentes de bolsillo. Algún día, estas pantallas podrían ser tan flexibles (y duraderas) como las telas que se usan para hacer ropa, excepto que nadie quiere una pantalla táctil cosida a la manga de su chaqueta que deforma y distorsiona las imágenes en pantalla a medida que movemos el brazo.

Para superar este problema fundamental con las pantallas que se estiran, los investigadores del Instituto de Maquinaria y Materiales de Corea recurrieron a los metamateriales, que son materiales de alta ingeniería a menudo compuestos por elementos más pequeños dispuestos en patrones repetitivos, que exhiben comportamientos únicos que los materiales naturales no tienen.
En este caso, los investigadores crearon un metamaterial a partir de los microLED autoiluminables que han prometido hacer que los televisores sean aún más delgados, livianos y energéticamente más eficientes. La meta-pantalla resultante presenta los componentes microLED individuales estratégicamente conectados y articulados en las esquinas, de modo que cuando la pantalla prototipo de 3 pulgadas se estira en una dirección, la misma cantidad de estiramiento ocurre en la otra dirección, aumentando uniformemente los pequeños espacios entre los microLED. De esta forma, incluso cuando la imagen en pantalla se hace más grande, su relación de aspecto sigue siendo la misma. Un estudio sobre este trabajo se publicó en Advanced Functional Materials.
El equipo descubrió que su prototipo es lo suficientemente flexible como para estirarse hasta un 25% antes de que comience a producirse cualquier distorsión visible. La investigación tiene un largo camino por recorrer antes de que podamos ponernos un abrigo cubierto con patrones animados (o, siendo realistas, probablemente anuncios publicitarios), pero nos acerca un paso más a las tecnologías de visualización que son mucho menos frágiles y delicadas de lo que estamos acostumbrados.