Estamos hechos de estrellas. El título de la canción de Moby nunca había venido tan a cuento. Sobre estas líneas tenéis una tabla periódica muy particular. Asocia cada uno de los elementos químicos que componen la materia (incluidos nosotros) al acontecimiento cósmico del que proceden.
El gráfico es obra de la astrónoma Jennifer Johnson y categoriza los elementos químicos del Sistema Solar en seis grandes categorías:
AZUL: elementos nacidos durante el Big Bang
Los astrofísicos calculan que en el Big Bang hubo un lapso de alrededor de tres minutos denominado nucleosíntesis primordial durante el que la temperatura bajo lo suficiente como para no poder mantener las reacciones de fusión nuclear. En este corto periodo se formaron la mayoría de elementos ligeros (con poco peso atómico) del universo, como el hidrógeno, el helio o sus correspondientes isótopos. Teniendo en cuenta que el cuerpo humano es en su mayor parte agua y que las moléculas de agua contienen hidrógeno, estamos hechos de una sustancia que nació con el propio universo.
NARANJA: elementos provenientes de la fusión de estrellas de neutrones.
Una estrella de neutrones es lo que queda tras el colapso y posterior explosión en forma de supernova de una estrella supergigante. Este tipo de estrellas contiene 1,5 veces más masa que el Sol (o 500.000 veces más que la Tierra), pero comprimida en un tamaño minúsculo que puede ser de tan solo 20 kilómetros de diámetro. En las rarísimas ocasiones en las que dos de estas estrellas chocan se desencadena uno de los fenómenos más violentos del universo. Una explosión que genera letales brotes cortos de rayos gamma, pero también elementos pesados muy útiles como el polonio, el radón o el uranio.
AMARILLO: Elementos surgidos de la muerte de estrellas de baja masa
Cuando una estrella de masa menor a 9 o 10 masas solares agota por completo su combustible nuclear se convierte en un tipo de estrella fría degradada a la que conocemos como enana blanca. A falta de hidrógeno, comienza a fusionar helio y a generar carbono y oxígeno como elementos residuales. Somos formas de vida basadas en el carbono, pero a veces se nos olvida que ese carbono procede de la degradación de las estrellas más pequeñas. También generan nitrógeno, litio, bario o estroncio entre otros.
ROSA: elementos nacidos por fisión de rayos cósmicos
Un rayo cósmico es una partícula subatómica de alta energía que se mueve por el espacio a velocidades cercanas a las de la luz. Ahora bien, ¿qué ocurre cuando una de estas partículas colisiona con un objeto? Pues que se genera una forma natural de fisión nuclear llamada espalación de rayos cósmicos. Sucede en el espacio exterior, pero también en las capas altas de nuestra atmósfera, y es el origen de un puñado de elementos como el berilio, el litio o el boro. De la energía de un rayo cósmico al elemento que da energía a nuestras baterías. No tiene más relación que la poética, pero es bonito.
VERDE: elementos provenientes del ciclo de estrellas masivas
Fluor, neón, sodio, aluminio, fósforo... todos estos elementos se crean y diseminan en el interior de las estrellas más grandes. A medida que estas estrellas supermasivas agotan su combustible principal, que es el hidrógeno, van quemando otros elementos (helio, carbono, oxígeno...) y generando reacciones exotérmicas que dan lugar a elementos cada vez más pesados. El proceso de estas reacciones está explicado con maestría en esta página de la Universidad Autónoma de México.
CIAN: elementos provenientes de supernovas
Originalmente, el término supernova se refiere a la explosión de las capas externas de una enana blanca. Se trata de un fenómeno que puede aumentar hasta 100.000 veces la luminosidad de la estrella y que puede llegar a ser visible durante meses. Este tipo de explosiones generan elementos muy valiosos como titanio, níquel, cobalto, hierro o cobre. [vía Jennifer Johnson en Twitter]