La Agencia Espacial Europea sigue aprendiendo cosas nuevas sobre el cometa más popular del momento. Rosetta ha detecado que el casquete de hielo que 67P tiene en el cuello se evapora cuando sale el sol y vuelve a aparecer cuando está en la sombra. El día y la noche propician un sencillo microclima que genera su propio ciclo del agua sobre el cuerpo celeste.
Investigadores de la ESA han publicado un estudio en Nature con las evidencias de este ciclo climático y las importantes consecuencias que tiene para el cometa. Hay un kilómetro cuadrado de hielo en el centro del cometa 67P. Los sensores de la senda Rosetta detectan distintos niveles de agua a medida que 67P gira sobre sí mismo. El sol evapora el agua y la mayor parte del vapor se pierde en el espacio. Entonces, ¿cómo vuelve a aparecer la zona helada?
Los científicos creen que el agua nueva sale del interior del propio cometa, a través de las fisuras que aparecen en la superficie por la intensidad de los rayos del sol (el contraste de temperatura agrieta el suelo como cuando echamos un hielo en una Coca-Cola caliente). Evidentemente, este proceso no se podrá prolongar eternamente y algún día el suministro de agua se agotará.
Por eso el ciclo del agua es importante para la evolución del cometa, y una sentencia sobre su futuro. “Lo que vemos hoy son los restos de muchas órbitas del pasado, en unas 1.000 órbitas el agua se irá”. Estudiar cómo funcionan estas condiciones climáticas en los cometas podría ayudarnos a entender mejor cómo se originó el agua de la Tierra.
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