
Según una nueva investigación, el ave voladora más grande del mundo —el cóndor andino— es capaz de permanecer en el aire durante 5 horas y cubrir más de 160 kilómetros sin tener que batir sus alas ni una sola vez.
Con un peso de más de 15 kg y una envergadura de 3 metros, los cóndores andinos son un portento físico. Una nueva investigación publicada esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences muestra hasta qué punto estas aves carroñeras pueden mantenerse en el aire y conservar la energía mientras buscan pacientemente su próxima comida.
El cóndor andino se pasa casi todo el tiempo planeando entre corrientes de aire y solo bate sus alas apenas un 1,3% del tiempo, según esta nueva investigación codirigida por la bióloga Emily Shepard de la Universidad de Swansea.
De 2013 a 2018, Shepard y sus compañeros siguieron el movimiento de ocho cóndores andinos cerca de Bariloche, Argentina, gracias a un dispositivo capaz de registrar cada aleteo de estas aves durante el vuelo. El propósito de esta investigación era medir los efectos de las diferentes condiciones climáticas en el vuelo de estos animales. En total, los científicos lograron acumular unas 250 horas de datos de vuelo.

Lo máximo que llegaron a grabar fue el vuelo de un cóndor andino que se pasó cinco horas en el aire sin tener que dar un solo aleteo. Durante ese tiempo el ave cubrió 172 km de distancia. David Lentink, un biólogo de la Universidad de Stanford que no participó en el nuevo estudio, describió los resultados como “alucinantes”, según dijo a The Guardian.
Como mostraron los datos, casi el 75% de los aleteos tuvieron lugar durante el despegue de los cóndores. Esto sugiere que esa fase tiene un gran coste físico para estas aves y es una buena razón como para que eviten hacer aterrizajes y despegues innecesarios.
“Las aves planeadoras vuelan bajo condiciones climáticas que les permiten permanecer en el aire con un coste mínimo de movimiento, pero hay momentos en que estas aves deben recurrir a los aleteos, por mucho coste que tenga para ellas”, explicó Hannah Williams, coautora del estudio e investigadora en el Instituto Max Planck sobre Comportamiento Animal, en un comunicado de prensa.
Estos vuelos donde registraron los largos periodos sin aleteos ocurrieron tanto cuando hacía viento como cuando no, aunque el aleteo era mayor durante las horas tempranas de la mañana, cuando las ráfagas de viento cálido o ciertas corrientes térmicas ascendentes comenzaban a formarse y a elevarse muy lentamente.
“Nuestros hallazgos sugieren que las decisiones que toman durante el vuelo sobre cuándo y dónde aterrizar y cuándo moverse entre flujos de aire son cruciales, ya que los cóndores no solo deben poder despegar nuevamente después de bajar al suelo, sino que además un aterrizaje innecesario también influye mucho en su energía restante durante el vuelo, dijo Williams.
De cara al futuro a los investigadores les gustaría comprender mejor la toma de decisiones que hacen los cóndores durante el vuelo y cómo hacen para pasar sin esfuerzo de una corriente ascendente a la siguiente.