
Aleaciones exóticas, sistemas de camuflaje óptico, comunicaciones cuánticas, metamateriales, y sistemas de propulsión nuca vistos. El ejército de estados Unidos acaba de hacer público un informe en el que desgrana un nuevo acuerdo con una organización llamada TTSA, y es gasolina para los conspiranoicos.
¿El ejército estadounidense diciendo que va a estudiar tecnología extraterrestre? Un momento ¿De dónde se supone que ha sacado muestras de esa tecnología?Comencemos por el principio. Lo que el ejército ha anunciado es un acuerdo con la Academia de Artes y Ciencias Hacia las Estrellas (To the Stars Academy of Arts and Sciences o TTSA). Si el nombre te suena un poco exótico es porque lo es.
La TTSA es una organización de entusiastas del tema OVNI fundada en octubre de 2017 por el vocalista y guitarrista de la banda de rock Blink 182, Tom DeLonge. La idea de DeLonge va un poco más allá de un simple club de personas con sombreros de papel de aluminio. El músico ha estado reuniendo a diferentes expertos en aeronáutica, científicos, y personal militar que de alguna manera ha tenido contacto con el tema OVNI. Entre esos expertos hay gente como Steve Justice, un antiguo ejecutivo de Skunk Works, la división de investigaciones límite de Lockheed Martin. También está Luis Elizondo, un ex oficial del ejército a cargo del Programa de Identificación de Amenazas Aéreas Avanzadas (Advanced Aerospace Threat Identification Program (AATIP). Este programa dependiente del Departamento de Defensa era el departamento de Expedientes X del ejército encargado precisamente de estudiar avistamientos OVNI desde sus aviones.

La TTSA también tiene en nómina a científicos como el Dr. Hal Puthoff, antiguo director del Instituto de Ciencias Avanzadas de Austin y que previamente ha trabajado para la NSA y como asesor de la NASA. Es un científico, sí, pero su trabajo para la CIA ha versado sobre campos completamente de ficción como puertas estelares (sí, como las de la serie Stargate) armas de energía o motores Warp. Todos los estudios de Puthoff al respecto han sido reiteradamente invalidados por la comunidad científica internacional.
Una de cal y una de arena. La organización creada por DeLonge, en definitiva, no son los típicos locos del fenómeno OVNI, o al menos son locos con una cierta cualificación.
Un acuerdo de investigación sin dinero de por medio
El 17 de octubre de 2019, el ejército estadounidense ha hecho público un acuerdo con la TTSA para estudiar diversas tecnologías avanzadas de origen supuestamente extraterrestre que la organización de DeLonge asegura tener en su poder. Antes de nada, aclarar que el acuerdo no implica ni un solo centavo por parte del gobierno. Se trata de un acuerdo de cooperación comúnmente denominado CRADA (Cooperative Research and Development Agreement).
En virtud de ese acuerdo, el ejército se compromete a estudiar lo que la TTSA tiene entre manos en estrecha colaboración con sus científicos y comprometiéndose a compartir sus resultados al respecto. De hecho, si sabemos todo esto es porque el propio ejército ha hecho público el documento relativo al acuerdo de colaboración, y aquí es donde las cosas se ponen interesantes.
En el documento, el ejército estadounidense se compromete a investigar una serie de tecnologías que incluyen reducción de masa inercial, metamateriales, frecuencias electromagnéticas relacionadas con metamateriales, física cuántica, comunicaciones cuánticas y sistemas de propulsión por energía proyectada.

La TTSA asegura haber hecho sus propias investigaciones respecto a estos campos, y ahora el ejército sencillamente ha accedido a examinar sus resultados porque... ¿Por qué no? El acuerdo no implica invertir dinero y lo peor que puede pasar es que hagan perder el tiempo a sus científicos. Merece la pena destacar que la TTSA asegura haber estudiado tecnologías antigravitacionales y hasta han conjeturado la aplicación de esas tecnologías en un prototipo de avión como el que veis sobre estas lineas.
Las muestras misteriosas
¿De dónde ha sacado la TTSA las ideas para estas tecnologías? De los extraterrestres, por supuesto. En algunos casos, literalmente. Entre las tecnologías que la organización va a ceder al ejército para que las investigue hay una serie de misteriosas piezas de metal que los científicos de la TTSA aseguran tener propiedades completamente insólitas.
Se trata de siete piezas de metal compuestas de una aleación de bismuto, magnesio y zinc, y una pieza adicional de aluminio. El origen de las muestras es, cuanto menos, sospechoso. Tom DeLonge las obtuvo de la periodista y reputada miembro de la comunidad OVNI Linda Moulton Howe. Esta a su vez las consiguió a través del periodista Art Bell, que conducía un programa de radio sobre temas paranormales en la cadena Coast to Coast AM. Si tiramos del hilo hasta su origen descubrimos que Bell le compró las piezas de metal a un vendedor anónimo que juraba que los objetos provenían de su abuelo, un militar que estuvo implicado de alguna manera en el caso Rosswell.
Llegado este punto no se qué resulta más inverosímil, que realmente las piezas provengan del legendario OVNI que se estrelló en Nuevo México en 1947, o que el ejército se haga ahora con las piezas que uno de sus propios soldados ocultó y acabó vendiendo a una periodista que se ha pasado los últimos años hablando sobre ellas. Las piezas, por supuesto, son fragmentos de metal muy reales. Tom DeLonge no deja de mostrarlos en su cuenta de Instagram.
La cuestión es que Linda Moulton asegura que los fragmentos de metal tienen una serie de propiedades completamente únicas que ni existen en la naturaleza ni se corresponden con nada que el ser humano sea capaz de fabricar ahora mismo. En concreto, exhiben unas propiedades de resistencia térmica fuera de lo común, y además muestran propiedades antigravitacionales en presencia de determinadas frecuencias de radiación electromagnética. Tom DeLonge confirma estas afirmaciones y hasta Steve Justice, el actual jefe científico de la TTSA que, insistimos, es un antiguo ingeniero de Skunk Works, dice que las piezas son algo raro. En un comunicado de prensa de la organización, Justice explica:
La estructura y composición de estos materiales no provienen de ninguna aplicación militar o comercial existente. Se han recopilado de fuentes con diferentes niveles de documentación de cadena de custodia, por lo que nos estamos centrando en hechos verificables y trabajando para desarrollar pruebas científicas independientes de las propiedades y atributos de los materiales. En algunos casos, la tecnología de fabricación requerida para fabricar el material solo está ahora disponible, pero el material ha estado en posesión documentada desde mediados de la década de 1990. Actualmente tenemos múltiples muestras de material que están siendo analizadas por laboratorios contratados y tenemos planes para ampliar el alcance de este estudio.
Si las afirmaciones asociadas con estos activos pueden validarse y justificarse, entonces podemos iniciar el trabajo para hacer la transición hacia una tecnología con capacidades comerciales y militares. Como se señaló en nuestro webcast de lanzamiento de TTSA en octubre de 2017, las tecnologías que nos permitirían diseñar la métrica del espacio-tiempo traerían capacidades que alterarían fundamentalmente la civilización, con cambios revolucionarios en el transporte, la comunicación y la computación.

En una entrevista concedida a un medio sobre el tema OVNI el año pasado, Luis Elizondo insiste en que no se trata de materiales desconocidos. Se trata de materiales conocidos pero cuyas propiedades son tan exóticas que sencillamente superan nuestras actuales capacidades de metalurgia. Elizondo explica así sus características:
Quiero dejar claro que no se trata de aleaciones de metal no identificadas como se ha señalado. Cualquier metalúrgico de segundo año le dirá de qué elementos están compuestas. Lo que realmente está a debate aquí es el descubrimiento potencial de ciertos metamateriales en los que las proporciones isotópicas a nivel molecular son tan únicas y tan precisas que no se encuentran naturalmente en este planeta ni tenemos La capacidad de ingeniería para hacer. Sus relaciones isotópicas son tan únicas que el origen de esos materiales sigue siendo un misterio para nosotros.
Métrica del espacio tiempo, cambios revolucionarios en el transporte... Suena todo un poco demasiado fantasioso, pero el caso es que el ejército ha decidido arriesgar su tiempo, instalaciones y personal para analizar todo esto aún a costa de parecer ingenuo. La gran duda es si realmente veremos algo si, como dicen, tenemos una tecnología revolucionaria entre manos. [The Drive]