Cuantas más cifras salen a la luz sobre el fraude perpetrado por Volkswagen en sus motores diesel, más feo es el panorama. Un reciente cálculo equipara las emisiones extra que la compañía trató de maquillar con toda la contaminación atmosférica que genera Reino Unido en un año.
El cálculo ha sido elaborado por The Guardian, y parte de una estimación de las emisiones reales detectadas en los Volkswagen con motor Type EA 189 common rail diesel. Según las mediciones de la Agencia de Protección Medioambiental Estadounidense (EPA), los 482.000 modelos afectados estaban emitiendo un total de 1.039 toneladas de óxidos de nitrógeno a la atmósfera. Si los cálculos de los técnicos consultados por The Guardian son correctos, en realidad estaban emitiendo entre 10.392 y 41.571 toneladas de estos gases contaminantes.
Si multiplicamos esa cifra por los 11 millones de vehículos que Volkswagen ha reconocido que están afectados, tenemos un extra de emisiones contaminantes equivalente a todas las emisiones del Reino Unido en un año, sean de su parque de automóviles o emisiones industriales.
Un problema más allá de Volkswagen
Incluso aunque esta estimación fuera errónea, está claro que las emisiones maquilladas por Volkswagen son muchas veces superiores a los máximos permitidos por Estados Unidos o la Unión Europea.
El escándalo está poniendo de manifiesto un problema aún más grave y que afecta a toda la industria automovilística: los diesel llevan años contaminando de más de forma descontrolada, y los mecanismos supuestamente destinados a su control no funcionan como es debido.
Un reciente informe elaborado por la asociación medioambiental Transport & Environment asegura que 9 de cada 10 vehículos diesel exceden los niveles permitidos de emisiones contaminantes. El problema es mayor en la Unión Europea ya que las pruebas destinadas a medir estas emisiones de óxidos de nitrógeno no tienen nada que ver con el comportamiento del coche en carretera.
Hasta 2018 no hay planes en Europa para introducir un sistema que mida estas emisiones en condiciones de tráfico normales, y los fabricantes de automóviles piden que el nuevo sistema no se ponga en marcha hasta 2020. Algunas ciudades como Londres ya han establecido un impuesto extraordinario que gravará a los conductores de vehículos diesel a partir de esa fecha. Sin embargo, el escándalo de Volkswagen debería servir para agilizar el establecimiento de políticas aún más duras de control y sanción contra los motores que contaminan más allá de los niveles permitidos, sean Volkswagen o de otras marcas. [vía The Guardian]
Foto de portada: ruigsantos / Shutterstock
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