Lo que ocurre a continuación es hipnótico. El dron da vueltas por la estación bajo la atenta mirada de algunos curiosos, pero se queda sobrevolándolos a cierta altura. Entonces Brunelle y su acompañante corren a la estación para intentar recuperarlo. La infartante carrera tiene final feliz: el dron sigue ahí, volando a unos metros del suelo. Brunelle lo hace aterrizar y lo recupera.

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Después de un breve trámite con la policía (los oficiales le piden que les enseñe el metraje y se hacen una foto con él), Brunelle sigue pedaleando entre el tráfico. Uno de los momentos más sorprendentes del vídeo es el minuto 6:30, cuando el dron evita unos cables de alta tensión ni se sabe cómo. En el minuto 7:00, el dron pasa por un puente peatonal a escasos centímetros de un niño. Y en el minuto 7:29, atraviesa un túnel atestado de coches.

Podemos estar de acuerdo en que el seguimiento del Skydio es impresionante. El dron se comunica de forma inalámbrica con un dispositivo de seguimiento con GPS llamado Skydio Beacon, que en este caso lleva encima el ciclista. Pero eso no quita que operar un dron de esta forma en una de las ciudades más transitadas del mundo sea increíblemente irresponsable. Por usuarios así luego nos ponen leyes injustamente restrictivas al resto de los usuarios.