El siguiente vídeo de los chicos del canal de YouTube, The Slow Mo Guys, viene a confirmar que incluso un cantante de ópera podría romper un cristal si emite ondas sonoras lo suficientemente potentes. En la pieza vemos cómo una copa de vino se rompe a través de un volumen extremo, todo ello captado con una cámara de alta velocidad que dispara a 187.500 fotogramas por segundo.
Usando una Phantom TMX 7510 a esos 187.500 FPS, los chicos del canal nos muestran cómo lanzar ondas sonoras a volúmenes extremos puede llegar a afectar al recipiente de cristal.
Tal y como explican, la frecuencia de resonancia del cristal, el sonido que se puede escuchar cuando se golpea ligeramente el costado, es la misma frecuencia con la que apunta al cristal con mucha fuerza. Cuando hablamos de frecuencia de resonancia nos referimos a la frecuencia natural en la que un objeto o medio vibra en su amplitud más alta.
En el caso que nos ocupa, el cristal se rompe cuando se expone a una determinada frecuencia porque las ondas acústicas del sonido hacen que las moléculas vibren. Veamos la pieza:
Tal y como relatan:
Cuando se proyecta desde una fuente, la vibración atraviesa el aire hasta la estructura física del cristal. Si la frecuencia acústica del sonido coincide con la frecuencia natural del cristal, este último comienza a vibrar a una amplitud mayor, desintegrando potencialmente su estructura.
En el experimento, se aprovechan de la frecuencia de resonancia de la copa de vino (por encima de 500 Hz) para golpearla con ese sonido cercano y potente, forzando a las moléculas a vibrar violentamente, lo que afecta la estructura de la copa y hace que finalmente se rompa.
Por cierto, para lograrlo, los chicos crean y dirigen el sonido al cristal reproduciendo la frecuencia elegida en un iPad y a través de un amplificador que está conectado a un controlador de compresión con un trozo de PVC adherido que enfoca el sonido en el costado del cristal. El resultado es tremendamente satisfactorio. [Digg]