Un fragmento de cráneo que data de hace 6 mil años encontrado en la ciudad de Aitape, en Papúa Nueva Guinea, podría incluir más de una sorpresa. La más grande de todas: que los restos encontrados probablemente pertenecieron a la primera víctima de un tsunami.
Para averiguarlo, los investigadores han analizado el sedimento geológico del área donde se encontró el cráneo del Holoceno medio en 1929, y encontraron pruebas contundentes de que fue arrastrado por un tsunami, lo que indicaría una más que posible causa de muerte para el “dueño” del cráneo.
Los restos los encontró enterrados en un manglar el geólogo australiano Paul Hossfeld. Posteriormente, el investigador llevó a cabo una descripción de la zona, un espacio que llamó Paniri Creek, aunque no llegó a tomar muestras del sedimento donde fue enterrado. Esto es precisamente lo que ahora ha hecho un equipo que se desplazó a Aitape. Según ha explicado Mark Golitko, de la Universidad de Notre Dame:
Lo que hicimos fue entrar y tomar muestras de los sedimentos para llevar a cabo un análisis en laboratorio que nos diera más información sobre la edad y la historia de la zona.
Obviamente, el cráneo siempre ha sido de gran interés, ya que se trata de uno de los pocos restos humanos en la región de esa época. Los datos obtenidos previamente indican una antigüedad de entre 5.000 y 6.000 años, en una época en que los niveles oceánicos eran mucho más altos y la región debía estar más cerca de la costa.
Aunque no se sabe con exactitud donde encontró Hossfeld el cráneo, los investigadores están bastante seguros que ocurrió en un radio de menos de 100 metros. De esta forma, cuando el equipo examinó el sedimento encontraron una gran cantidad de restos de organismos acuáticos unicelulares (llamados diatomeas).
Al parecer, hay unas microalgas que están encerradas en una pared celular construida a partir de sílice que permanecen después de que muere la diatomea. Aunque parezca un tanto complicado, las diatomeas en paleontología pueden ayudar a reconstruir ambientes sedimentarios y a medir con precisión la edad del sedimento. En el caso del cráneo, también pueden ayudar a determinar qué sucedió en el área donde se encontró.
Combinado con las señales químicas y los tamaños de grano encontrados en el sedimento, la muestra es consistente con la actividad de un tsunami, y similar a la que se dio en 1998 con el tsunami que mató a 2.000 personas. Según el investigador James Goff:
Dadas las pruebas que tenemos a mano, estamos bastante convencidos de que esta persona fue asesinada violentamente por un tsunami, o su tumba fue desgarrada por uno, lo que llevó a su cabeza, pero no al resto del cuerpo, a ser enterrada de forma natural donde luego permaneció sin descubrirse en la tierra durante unos 6.000 años.
Increíble. Con los restos de sedimento y una serie de organismos unicelulares la ciencia podría haber dado con el primer muerto a causa de un tsunami, hace 6 mil de años. [PLOS ONE vía BBC]